Catalina de Franco Baquerizo Ortiz, de 41 años, murió el martes pasado luego de que supuestamente su novio, Francisco Álvarez, le inyectara un compuesto letal en las venas, el cual, según las investigaciones preliminares, sería formol.

Vicente Baquerizo, hermano de la víctima, contó que a Álvarez le molestaba que el ex conviviente de la fallecida, Cristóbal Moreira Pacheco, de quien se había separado hace tres años, la visitara a ella y a sus cuatro hijos en su casa ubicada en la ciudadela El Recreo  (cantón Durán).

“A las 21h00 del lunes, Catalina salió de su hogar con Álvarez y no regresó en toda la noche. Uno de sus hijos sabía dónde vivía el sujeto, entró a la casa y vio a su madre muerta en el piso y a Álvarez moviéndose medio inconsciente a su lado”, relató Baquerizo.

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El presunto asesino, quien también se inyectó el compuesto y es propietario de una farmacia  en El Recreo, fue trasladado al hospital Luis Vernaza, donde hasta la mañana de ayer permanecía con pronóstico reservado.

Según las primeras investigaciones de la Policía, Baquerizo y Álvarez intentaron suicidarse con formol por motivos aún no determinados.

El departamento de Medicina Legal de la Policía Nacional de Guayaquil analiza las muestras de sangre con el fin de determinar la composición química de la sustancia que mató a Baquerizo.

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Wilfrido Malavé Baquerizo, hijo de un segundo compromiso de Catalina, indicó que se enteró de la relación entre su madre y Álvarez hace dos semanas. “Yo sabía que se iba a misa y a su trabajo de doméstica, pero yo no conocía a su pareja, no entiendo los motivos para que sucediera esto”, dijo.

Según Teresa Baquerizo, hermana de la fallecida, Álvarez la celaba con Moreira “porque iba a la casa, que él construyó, a dejarles plata para la comida y conversar con sus hijos”.

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Sus familiares denunciaron el hecho ante la Fiscalía del cantón Durán y responsabilizaron a Álvarez sobre el deceso de Catalina.