Es vergonzoso que un presidente de la República se dirija constantemente al país “metiendo la pata”, pero lo disculpo; se debe a su falta de preparación que comparte con la mayoría de funcionarios a los que les repartió el país en un secuestro constitucional declarado por un presidente de congreso.

Es tanto el desatino de un gobernante, que: ha amenazado con enviar hoy a miles de indígenas; acusa a los guayaquileños de comprados, golpistas, oligarcas; militarizaría con el Ejército, sin estar en estado de emergencia; aprueba contramarchas; o que habla de golpismo, ¿y qué fue él?

Procuraré llegar a tiempo a la marcha de esta tarde, no solo para exigir los cuatro puntos de reclamo, pues yo sí voy con un carácter político y sin pertenecer a partido alguno, a exigir a la Alcaldía que no solo develen estatuas de ilustres, sino que hagan unas a los grandes traidores, para que mi ciudad no olvide después de un par de años lo que algunos han demostrado ser. No necesitamos permiso de nadie para caminar, tampoco lo necesitaron para un marcha política en la capital, que no fue blanca.

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Mario E. Campozano Álvarez
Guayaquil

Le debo a Guayaquil mi educación. Mis hijos vieron la primera luz y se educaron en esa ciudad.

He tratado de pagar lo que Guayaquil hizo por mí, sirviendo en la docencia desde hace 29 años, y aún estoy en deuda con ella. Los guayaquileños tienen todo el derecho de defender el gran esfuerzo que se ha hecho para convertirla en lo que es hoy.

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Quienes pretenden pisotearla marchando a favor de la delincuencia, son los mismos que la dejaron convertida en cloaca. Ellos no tienen derecho a marchar. Podrán caminar por sus calles con la mirada en el piso.

Felizmente, el pueblo ya ha aprendido a elegir y los ha censurado relegándolos a los últimos lugares y ahora, con el poder que no se lo ha dado el pueblo, pretenden humillar a Guayaquil. Esa ciudad no quiere volver al triste pasado de los toboganes de la muerte; tampoco los guayaquileños pueden ser tratados como mercenarios que se venden por $ 50, esta temeraria acusación será contestada hoy por una multitudinaria asistencia a la marcha, en defensa de su seguridad y progreso, y hará temblar a tiranos.

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Ing. Raúl Carcelén Longo
Quevedo