Entre el 2003 y 2004 los equipos que recorren la ciudad y la zona rural atendieron a 17.094 personas.

A sus 68 años, Sofía Tacuri, ayer, por primera vez en su vida, se sometió a un papanicolaou, en la Unidad de Diagnóstico Preventivo de Solca (Sociedad de Lucha contra el Cáncer) Nº2.

El personal médico, que se transporta en una ambulancia y cuenta con la ayuda de una voluntaria del Comité de Damas de Solca,  permanecerá hasta hoy en el cuartel de Bomberos del km 4½ de la avenida del Bombero, diagonal al teatro Centro de Arte. 

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La otra unidad móvil se traslada a la zona rural de otros cantones como Jujan, Daule, Salitre, Laurel, Chongón, Pascuales, Bucay, Milagro, Naranjito, entre otros. Esta semana, el equipo Nº1 está en Naranjal, donde atenderá hasta hoy.

Ambas brigadas iniciaron su labor  el lunes, la concluyen hoy y volverán el viernes con los resultados de los análisis.

Aparte del papanicolaou y el examen de mamas, que en el cuartel de bomberos lo practica la doctora Bélgica Bohórquez, se realiza una prueba de sangre para detectar indicios de cáncer de próstata (el PSA, Antígeno Prostático Específico) y la de heces, para encontrar signos del de colon.

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“El antígeno prostático se mide en la sangre. Si está elevado hay problemas de próstata. A esos pacientes los remitimos a Solca para que les hagan el examen del tacto rectal”, explica la química farmacéutica Vanessa Alarcón, quien trabaja junto a Bohórquez.

Agrega que en la prueba de heces “se observa la sangre oculta, es decir, que puede determinarse si está sangrando el colon. En ese caso, se los manda a Solca para otros exámenes”.

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Según datos de la Sociedad de Lucha contra el Cáncer, entre el 2003 y el 2004, los dos equipos móviles de la campaña preventiva de la enfermedad atendieron a 17.094 personas, en 25 cantones y 27 zonas urbano marginales de Guayaquil. El resultado: se detectaron 148 casos de cáncer.

Gustavo Calderón von Buchwald, presidente del Consejo Directivo Nacional de Solca, manifiesta que si las brigadas no llegaran hasta los sectores rurales, nunca se habría detectado la enfermedad o los pacientes hubieran acudido al hospital en etapa crítica, demasiado tarde.

La idea de Solca es ahorrarles los gastos del traslado a estas personas y difundir una cultura de prevención entre ellos, dice.

Además, se realiza un seguimiento de los afectados para que se sometan a los tratamientos quirúrgico, de quimio o radioterapia. Los costos son exonerados.

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Sofía Tacuri acudió a hacerse los exámenes junto a su hija Laura Asanza, de 36 años,  y su nieta, Ruth Orqueda, de 20 años.  Ellas pagaron tres dólares cada una para someterse al papanicolaou y la prueba de mamas. Los de próstata y colon cuestan tres dólares cada uno.

“Después de tener doce hijos  y más de cuarenta nietos es la primera vez que me hago esto (papanicolaou). Fue molestoso, pero me lo hago por prevención”, afirma Tacuri.

El  mismo motivo tuvo Orqueda, quien también se sometió a las dos revisiones por primera vez. Asanza, en cambio, se practicó el papanicolaou porque siente “molestias en el útero”.

Ellas fueron tres de los 28 pacientes que, de 09h00 a 11h00, acudieron al cuartel de Bomberos, según Elsa de González, voluntaria del Comité de Damas de Solca. 

El lunes se atendieron seis personas, que a través de la fundación Vivamos Mejor se enteraron que se practicaban los exámenes.

“La idea es atender a un mínimo de cincuenta personas diariamente, lo que pasa es que la gente a veces no viene”, afirma Elsa de González.

Las dos unidades móviles atienden de 09h00 a 13h00, “aunque extendemos el horario si llegan más personas”, añade Alarcón.

Bohórquez ayer encontró nódulos en las mamas de tres pacientes. “Ellas tendrán que ir a Solca para que les hagan un eco de mamas –que se practica a mujeres de más de 20 años– o una mamografía, para las mayores de 45 años”.