Los días que estamos viviendo pertenecen –como muy pocos del pasado– al tiempo del desprecio. El tiempo en que el hombre multitud contempla y sufre en carne propia la aguda crisis que afecta a las instituciones físicas y espirituales del Estado. El derecho, la justicia, la paz social han perdido significación para el gobernante y son reemplazados por el autoritarismo, la violencia y el irrespeto a las instituciones democráticas que permiten la armónica convivencia de los ciudadanos.

¿Qué hacer cuando –por obra y desgracia de manipulaciones– el gobernante arrebata a las demás funciones la independencia que necesitan para sobrevivir y cumplir el servicio que le encomendaron los electores? Nos parece que corresponde luchar con todas las armas autorizadas por las leyes para que la situación que se viene no desemboque en una dictadura.

Conforme avanzan los días se acentúa el criterio de que en situación tan grave debiera aplicarse medidas extremas como deponer al presidente de turno. Pero no debemos olvidar que hemos elegido presidente para un periodo que debe cumplirse, de otro modo, nos pasaremos la existencia eligiendo y deponiendo mandatarios.

¿Qué hacer cuando el Gobierno entabla una guerra incruenta contra el Municipio de Guayaquil para que no lleve a cabo importantes y vitales programas sociales de seguridad, salud, educación y otros rubros?

Como lo ha dicho en varias ocasiones el Alcalde de Guayaquil, estos servicios corresponde prestarlos al Gobierno, pero como inciden sobre la seguridad, la salud y la vida de los habitantes, el Municipio los ha asumido con su aporte económico y de trabajo.

Ante la indeferencia y rechazo del Ejecutivo a los proyectos indicados, el Alcalde ha convocado para el 26 del presente a una marcha cívica –no política–.  Por su parte, uno de los partidos aliados al régimen efectuará otra marcha sobre la cual EL UNIVERSO ha formulado recomendaciones  para evitar un violento choque de impredecibles resultados.

La directa y serena llamada de atención de EL UNIVERSO contenida en su editorial de primera página,   ‘Evitar la violencia’, publicado el 18 del mes en curso, termina diciendo: “En cualquier caso, no darle una solución oportuna a este impasse hará recaer la responsabilidad de lo que suceda sobre el Gobierno y sobre los que se prestan para fomentar la violencia en Guayaquil”.