El islamista Abu Musab Al Zarqaui declaró ayer “una guerra salvaje” a las elecciones, cuando falta una semana para su celebración.

El gobierno iraquí anunció medidas de seguridad draconianas para las elecciones, que fueron calificadas como “trampa abominable” por  Zarqaui, jefe de Al Qaeda en Iraq. Ataques en Samarra dejaron diez iraquíes muertos, entre ellos una madre y su hija.