Un elemento suicida detonó este lunes, un automóvil bomba ante un puesto de vigilancia fuera de las oficinas del partido del primer ministro de Iraq dejando al menos 10 muertos. La representación de la red terrorista al-Qaida en Iraq se responsabilizó por el atentado un día después de que su dirigente declarara la guerra total. 
 
Rondas de mortero cayeron contra un campamento de la Guardia Nacional de Iraq cerca del Aeropuerto Internacional de Bagdad el lunes, mientras el sonido de explosiones distantes reverberó por la capital. Se carece de informes de víctimas en el ataque. 
 
El elemento suicida atacó un retén de la policía en el camino que lleva a las oficinas del Acuerdo Nacional Iraquí, del primer ministro Ayad Alaui, en el centro de Bagdad, con una explosión que sacudió la ciudad. 
 
Entre los heridos hay ocho policías y dos civiles, dijo el doctor Mudjr Abdul-Jusein, del Hospital Yarmuk. 
 
El ala iraquí de al-Qaida dijo en un sitio en internet que   uno de los jóvenes leones del regimiento suicida realizó el ataque contra la oficina de Alaui,   el agente de los judíos y los cristianos. 
 
Los ataques ocurrieron seis días antes de las cruciales elecciones nacionales de Iraq, las primeras desde la caía de Saddam Hussein en el 2003. Los rebeldes han condenado los comicios y jurado interferir con ellos. 
 
En una grabación de audio publicada el domingo en internet, una persona que decía ser Abu Musab al-Zarkaui, jefe de al-Qaida en Iraq, declaró   una guerra fiera contra la democracia y decía que cualquiera que participara en las elecciones del próximo fin de semana sería considerado un   infiel. 
 
Hemos declarado una guerra fiera en contra de este maligno principio de la democracia y aquellos que siguen esta ideología equivocada. Cualquiera que quiera imponer este sistema es parte de él, dijo la voz. 
 
La voz advirtió a los iraquíes que no confiaran en   el plan enemigo de implementar la así llamada democracia en su país. Indicó que los estadounidenses han manipulado los comicios con el fin de instalar en el poder a militantes chiítas. Al-Zarkaui, un sunita como la mayor parte de los rebeldes en Iraq, ha calificado a los chiítas anteriormente como herejes.