El Sevilla se levantó del traspié en Málaga de la pasada jornada, con un triunfo contundente por juego y resultado en el estadio Carlos Belmonte, ante un Albacete que no encuentra el rumbo adecuado para hacer de su estadio un fortín que asegure la permanencia.
 
Si el Sevilla está donde está no es por casualidad. Todo el compendio futbolístico de los de Caparrós se resume en algo tan sencillo, pero tan difícil de conseguir como es la personalidad, el estilo propio. Algo que se concreta en manejar con eficacia los momentos del partido.
 
Así lo hizo en Albacete, donde al verse sorprendido por la salida de los manchegos trabó el partido, cortó las incursiones por las bandas y dio dos latigazos en la primera parte que fueron mortales para los de José González, un entrenador obcecado en jugar cada domingo de una manera distinta, dependiendo del rival, lo que se traduce en un once distinto cada partido que deriva en una locura absoluta.
 
Con un bullicioso, pero poco efectivo Aranda, Caparrós puso a su lado a Antoñito que forzó una tarjeta para Gaspar y marcó un gol en tiempo de descuento de la primera parte al superar al meta belga Gaspercic en un mano a mano.
 
Antes, el brasileño Renato ya había abierto la lata con un disparo lejano ante el que nada pudo hacer el meta de un Albacete que desapareció con el paso de los minutos. González dio la titularidad a Olivera ante la baja de su compatriota Pacheco, una ausencia que se notó en exceso.
 
Tras el descanso, el técnico manchego dio entrada a Mikel por un apagado Olivera y a Momo por el chileno Mark González, lesionado. Con Mikel en el campo el juego albaceteño fue tan previsible como sencillo. Patadón y juego largo, fácil de defender para un Sevilla convencido de su triunfo.
 
Con tres cambios realizados y el marcador en contra, a los manchegos solo les podría ocurrir una desgracia para que se les pusieran aún peor las cosas, una lesión. Pues ésta llegó con la enésima salida de hombro del defensa Rubén.
 
Si a todas las circunstancias anteriores le sumamos la epidemia de mala suerte que sufre el Albacete, con un balón estrellado en el larguero por Redondo, nos encontramos con la fórmula que determinó la derrota albaceteña.
 
El Sevilla con esta victoria se vuelve a reconciliar con el triunfo asentándose en la parte alta. Por su parte, el Albacete, sigue jugando, no se sabe a que, pero si donde: en el filo de la navaja.
 
0 - Albacete: Gaspercic; Gaspar, Buades, Rubén González, Peña; Jaime (David Sánchez, m.54), Alvaro; Redondo, Olivera (Mikel, m.46), Mark González (Momo, m.46); y Rubén Castro.
 
2 - Sevilla: Esteban; Sergio Ramos, Javi Navarro, Pablo, David; Alves, Renato, Martí, Puerta (Capel, m.85); Aranda (Dario Silva, m.60) y Antoñito (Jordi, m.69).
 
Goles: 0-1, m.36: Renato. 0-2, m.45+1: Antoñito.
 
Arbitro: Lizondo Cortés (Colegio Valenciano). Amonestó a los locales Gaspar y David Sánchez, y a los visitantes Martí y Jordi.
 
Incidencias: partido correspondiente a la vigésima jornada de Primera división, disputado en el estadio Carlos Belmonte ante 13.000 espectadores.
 
En los prolegómenos del partido el presidente del Albacete, Ángel Contreras, entregó una placa de reconocimiento al socio número uno, Hilario Sánchez.