Lucio Gutiérrez lideró el golpe de Estado que el 21 de enero del 2000 dejó fuera de la presidencia de la República a Jamil Mahuad Witt, con lo que faltó al juramento militar de defender la Constitución, “por eso la actitud que muestra hoy cuando intenta aparecer como su defensor insigne es solo demagogia. Lo único que implica eso es un doble discurso”, expresa el constitucionalista Ernesto López al analizar el accionar del actual mandatario.

Virgilio Hernández, asesor de Pachakutik y ex secretario de Gobierno, cree que Gutiérrez faltó a la opción de cambio que supuestamente representaba para el Ecuador, pues “se aprovecha de la fragilidad institucional del país, en la que la Constitución y la ley son mecanismos de negociación.

“Creímos en la necesidad de arrancar la democracia del sector oligárquico, pero Gutiérrez no tuvo la fuerza ni la voluntad para enfrentar a ese sector. Lo primero que hizo fue aliarse a ellos. Antes estuvo cerca de los socialcristianos y hoy, cambiado el patrón y siguiendo el viejo mecanismo de las oligarquías, gobierna en función de los intereses que se dictaminan en la bananera Noboa (propiedad de Álvaro Noboa, líder del Prian) y en Panamá (donde vive el roldosista y ex presidente Abdalá Bucaram)”, enfatizó.

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Gustavo Lalama, ex coronel del ejército, que sostiene no haber participado del golpe de Estado el 21 de enero y que fue perjudicado cuando le dieron de baja sin un juicio que le permitiera defenderse, cree que “Gutiérrez todos los días viola la Constitución y mientras no corrija el camino torcido por el que hoy anda seguirá gobernando mal el Ecuador”.

Una opinión similar tiene el constitucionalista Antonio Rodríguez, para quien Gutiérrez “es un vulgar golpista. No solo ha dado una vez un golpe de Estado sino dos. En el 2000 y el de ahora, que comenzó en noviembre del 2004, y en el que lleva un proceso autoritario y dictatorial con todos los poderes en sus manos”, dice.

Al analizar cómo violó la Constitución en los últimos meses sostiene: “Lo hizo al tomarse el Tribunal Constitucional, el Tribunal Supremo Electoral y los provinciales, la Corte Suprema, el Consejo Nacional de la Judicatura, etcétera. Por eso si en el país hay alguien que no tiene la calidad moral para hablar del respeto a las normas constitucionales ese es Lucio Gutiérrez, hacerlo sería una desvergüenza”.