Hace unos tres meses, contraté con una empresa de telefonía celular un plan en el que por 23 dólares, incluido impuestos, me ofrecían 50 minutos de tiempo, y creo 150 mensajes de texto.

El asunto es que luego de unos siete días en los que yo había consumido no más de 12 minutos de telefonía, recibí un mensaje en que me decían que compre una tarjeta prepago, pues mi tiempo se había agotado. Sorprendido, llamé a la empresa y luego de una explicación “aristotélica” que nunca comprendí, terminaron diciéndome que en la fecha de corte se me restituirían los 50 minutos, pues lo anterior había sido prorrateado.

Efectivamente, cuando llegó la fecha que ellos me indicaron recibí la notificación de que podía disponer de los minutos contratados, pero esta vez me tomé la molestia de cronometrar el tiempo de mis llamadas; y fue así que cuando tenía unos 23 minutos de consumo, recibí nuevamente un mensaje en el que me indicaban que compre una tarjeta prepago porque mi tiempo había expirado.

Publicidad

Entonces, ¿dónde están los 50 minutos? ¿Quién da una explicación coherente sobre esta anomalía? Sería bueno que quien lea estas líneas se conteste a sí mismo si esto en buen romance, ¿no se llama engaño?

Dr. Martín H. Wright.
Guayaquil