El papa Juan Pablo II dijo ayer que la Iglesia Católica y sus trabajadores de asistencia de salud deben prestar atención especial para ayudar a los enfermos de sida en las naciones en vías de desarrollo.
Pero el pontífice no hizo mención a la posición general de la Iglesia en contra del uso de preservativos para detener la propagación de la letal enfermedad, un tema polémico que llegó a los medios de prensa esta semana después que un líder de la iglesia de España cuestionara supuestamente esa posición.
“La Iglesia debe prestar atención especial a esas áreas del mundo donde los enfermos de sida no tienen asistencia de salud”, dijo a los miembros del Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud, un departamento del Vaticano que se ocupa de asistencia de salud y ética.
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La Iglesia Católica dice que la fidelidad dentro del matrimonio heterosexual, la castidad y la abstinencia son las mejores formas de detener la propagación del VIH.