Tito Livio Mendoza, ministro juez de la Sala de lo Fiscal de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), mantiene deudas con Filanbanco, aunque explicó que no está en mora, lo que, a su parecer, le permite ocupar su magistratura.

Mendoza tiene una casa hipotecada por  50 mil dólares con La Previsora, institución que se fusionó con Filanbanco; y otra deuda por $ 18 mil. “Yo no soy moroso, yo reestructuré mi deuda”, dijo.

La Ley de Servicio Civil y Carrera Administrativa dice que no podrán acceder a un cargo público “los deudores morosos al Fisco y a las instituciones de Derecho Público o de Derecho Privado”.

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El presidente de la Junta de Acreedores de Filanbanco en Liquidación, Óscar Ayerve, anunció que este organismo revisará hoy esta situación, así como el caso del presidente de la CSJ, Guillermo Castro Dáger, quien le debe $ 639.262 a Filanbanco, como garante.

Castro Dáger no informó de este particular a la Contraloría General del Estado, en su declaración de bienes.

El jurista Rodrigo Bucheli explicó que mientras la Contraloría no aboque conocimiento del caso, no se perfeccionaría la figura del delito de perjurio (faltar a la verdad, bajo juramento, ante una autoridad competente).

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Castro Dáger argumenta su defensa en que puede ser magistrado porque le adeuda a Filanbanco, que es una institución privada y no estatal, insiste.