La postergación del arribo de grupos de policías para la entrega del récord policial y la falta de información generan desorden y malestar en los inmigrantes.

La desinformación reina entre los ecuatorianos que viven en Barcelona. Unos piensan que el Consulado está remitiendo los récords policiales, mientras otros –al menos hasta el miércoles– hacían largas colas para legalizar el documento enviado por sus familiares desde Ecuador.

El guayaquileño Jofre Pilaloa era el primero de la fila. Para lograr tal privilegio llegó a la puerta del Consulado de Ecuador en Barcelona a las 20h00 del martes, con el afán de tener su récord policial en la mano a las 09h00 del miércoles. Sin embargo, lo único que consiguió fue una decepción, porque trece horas de espera solo le sirvieron para enterarse que la sede diplomática no expide ningún certificado de antecedentes penales.

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“Pero es que  dijeron que ya había venido la Policía para dar los récords”, se quejaba con amargura, mientras algunos de sus compatriotas le mostraban su solidaridad.

Su indignación causaba desconcierto en más de 300 personas que estaban en la fila. En medio de la incertidumbre y la desinformación, uno de ellos con una nota de prensa sobre que España ya no exigirá el sello del Consulado para legalizar el récord policial, pedía que le devolvieran los 50 euros (64,5 dólares)  que había pagado la semana pasada por cumplir el trámite.

El alboroto entre los inmigrantes obligó a la cónsul, Doris Melo, junto con un agente de la Guardia Urbana a recorrer la acera para explicar a los inmigrantes que ahí no se emitían los récords policiales.

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“Por favor, aquí no sacamos los récords policiales. Ya les informaremos de la llegada de una comisión de la Policía, entonces ahí sí tendrán que venir quienes aún no poseen el documento. Además, tengo que confirmar la noticia, para que no paguen de gana por la legalización del récord”, repetía Melo.

La esmeraldeña Cristina Valdez no podía creer lo que decía la Cónsul, porque también estaba en el lugar para sacar su récord policial desde las 21h00 del día anterior, aguantando las bajas temperaturas y la humedad. “Me voy con las manos vacías y encima con hambre, solo me he servido en la madrugada un bolón de verde en 5 euros (6,45 dólares) y un café en 3 euros (3,87 dólares”, lamentaba.

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Mejor suerte tuvo Ana Mero, también oriunda de Guayaquil. Tercera en la fila, enseñaba con orgullo el récord policial, el documento que le costó preocupación. “En diciembre mandé a mi familia un poder notarial para que sacaran el récord en Guayaquil. ¡Y tanto que tarda Correos! El papel recién me llegó el lunes y lo malo es que todo hay que pagar. Plata allá y plata aquí, 50 euros (64,5 dólares) cuesta una legalización. Y lo que más me indigna es que las embajadas de Colombia y Bolivia no cobran nada a su gente”.

El quiteño Fabián Palacios Arizmendi y el guayaquileño Miguel Terán Mazón también enseñaban con alegría su récord, pero expresaron su disgusto con personas que vendían los puestos. “Aquí cobran 30 euros (38,7 dólares) por un lugar”, denunció Terán.