El Congreso hondureño aumentó a entre 20 y 30 años de cárcel las penas para los jefes de las pandillas juveniles, en un intento por disuadir a los violentos integrantes de las llamadas Mara 18 (M-18) y Mara Salvatrucha (MS).
El pasado 23 de diciembre, supuestos miembros de la MS mataron a 27 personas que se trasladaban en un bus urbano, presuntamente en represalia por la ofensiva que desatan las autoridades del Gobierno contra las pandillas juveniles, que ha llevado a la cárcel a unos 2.000 pandilleros desde enero del 2002, cuando asumió el actual presidente Ricardo Maduro.