Unas 400 amistades de Donald Trump comenzaron a llegar a esta isla en vísperas de la boda del multimillonario magnate de bienes raíces.
 
Todos han sido invitados por Trump para disfrutar gratis de rondas de golf en el Trump International y de masajes, sauna y otros lujos similares en el Mar-a-Lago, también propiedad del novio.
 
Trump y su novia, la modelo eslovena Melania Knauss, han tratado de mantener en secreto muchos detalles de la boda, argumentando que desean sorprender a los invitados. Pero una sorpresa fue arruinada: El concejo municipal negó el pedido de la pareja de realizar un espectáculo de fuegos artificiales en la recepción.
 
Los miembros del concejo rechazaron de forma unánime el pedido de última hora, porque el espectáculo iba a ser mostrado en Mar-A-Lago, en lugar de desde el mar.
 
La boda de Trump, de 58 años, y Knauss, de 34, se producirá apenas dos días después del inicio de la tercera temporada de la serie televisiva   The Apprentice, que Trump protagoniza.
 
Trump y su personal insisten en que están tratando de mantener encubiertos los detalles de la ceremonia. Pero varios aspectos han sido dados a conocer extraoficialmente.
 
Knauss fue vista esta semana en la cubierta de la revista Vogue luciendo su vestido de novia, una voluminosa pieza de Cristian Dior. El vestido tiene 90 metros de satín blanco, una cola de cuatro metros y fue cosido en 550 horas.
 
Sami Alpark, dueño de la tienda que provee los vestidos para 40 invitadas a la boda, dijo que las piezas que ha vendido son únicas y extravagantes, con precios entre 5.000 y 26.000 dólares.
 
Según reportes, Knauss quería un vestido que se destacase en el trasfondo del salón de bodas, decorado al estilo Luis XVI, con 17 candelabros de cristal, ornamentos de oro y piso de mármol.