El presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), Luis Macas convocó esta mañana a la unidad de los movimientos sociales para buscar una salida, luego de asegurar que “la institucionalidad del país está podrida”.
Macas manifestó que los ecuatorianos no solo deben quedarse “en la posición cómoda de indiferencia, hay que hacer algo”, insistió. En este sentido, dijo que “hay que levantar los ánimos y empezar a juntarnos todos, los indios, los mestizos, los negros, los cholos. Creo que podemos dar una respuesta a este país”, dijo en declaraciones a Radio Centro.
“En una semana nos reuniremos con todos los sectores interesados que tienen algunas iniciativas para ello. (...)La reforma tiene que ser de raíz”, dijo, sin ofrecer detalles.
En su crítica al régimen, afirmó que la institucionalidad está agotada. “No da más, está podrida, no sirve para nada”, señaló y puso como ejemplo los cambios propiciados por la mayoría parlamentaria a finales del 2004.
En diciembre, el Congreso Nacional cambió a 27 de los 31 miembros de la Corte Suprema de Justicia, a todos los miembros del Tribunal Supremo Electoral y a los del Tribunal Constitucional, lo cual fue denunciado por la oposición como actos inconstitucionales instigados por el presidente Lucio Gutiérrez.
“Estamos trabajando con nuestras organizaciones de base, en las provincias para empezar a reanimar a llevar a cabo una gran convocatoria (...) para dar salida a la crisis de institucionalidad”, aseveró Macas.
Consultado si los indígenas podrían llevar adelante un levantamiento indígena, a través de los cuales lograron peso político en los años 90, respondió: “Mientras no logremos una alianza sólida, no podemos hacer protestas los indígenas, como hemos venido haciendo”, indicó. No obstante, aclaró que “los problemas del país son de todos y no solo del movimiento indígena”.
Macas, que asumió la presidencia de la Conaie el 14 de enero, ha señalado que entre sus misiones está la de reconstituir al movimiento indígena que terminó dividido tras un fugaz paso por el poder en el 2003.
La organización cogobernó en una alianza con el presidente Gutiérrez, al cual abandonó acusándolo de ejecutar políticas económicas perjudiciales para el pueblo.