Ustedes se gradúan en momentos críticos para la humanidad: Iraq sigue siendo un territorio ocupado donde todos los días se vierte sangre en una lucha que el mundo no acaba de entender; cerca de 200.000 personas murieron bajo la furia de un tsunami, personas en la plenitud de sus vidas que jamás pensaron en morir, allí terminaron sus ilusiones y sueños que nunca llegaron a ser realidad; cerca de 200 personas, menores y adultas, murieron una noche en Buenos Aires mientras buscaban divertirse, con amigos y familiares, en una discoteca. Estos ejemplos nos hablan de la fragilidad de la vida, de esa vida que sienten ustedes en sus mentes y en sus cuerpos, esas vidas que hacen que sus corazones latan con fuerza y que sus cuerpos manifiesten su salud, vigor y fortaleza. Los jóvenes de Sri Lanka perdieron la oportunidad de vivir..., la juventud y la niñez de Indonesia terminaron con planes y proyectos; sin embargo, ustedes están con vida. Sientan el gusto de vivir, amen sus existencias, cuídenlas, es el mayor tesoro que tienen entre manos; un carro, una casa, una moto, una cuenta bancaria, de qué sirven si no se tiene la vida para vivirla, disfrutarla y compartirla con los seres queridos.

Siéntanse felices y contentos por haber alcanzado una meta largamente acariciada, ser bachilleres; sus padres, sus amigos, sus maestros, sienten igual felicidad y un sano orgullo de haber contribuido para hacer de ustedes seres más humanos, bien intencionados, amantes de la paz, perseguidores de la excelencia, creyentes convencidos, ciudadanos y ciudadanas honorables.

Sus vidas no deben nunca perder la brújula que orienta sus existencias y que permite que ustedes caminen hacia la consecución de sus grandes metas. En esta tierra se vive solamente una vez; es fundamental que ustedes refuercen el respeto a la vida que llevan dentro; aprecien, amen y quieran sus propias vidas, sus existencias individuales, porque sin ellas ustedes no podrán cumplir con sus propósitos y les será imposible alcanzar sus metas; no pongan en peligro sus vidas ni arriesguen innecesariamente sus existencias; para perder una vida es suficiente un descuido, una imprudencia, el frenesí de la velocidad, el paraíso perdido de las drogas o un comportamiento libertino que no respete la vida de los demás ni la propia.

Un día ustedes generarán vidas, se unirán en matrimonio, se prometerán amor y como fruto exquisito de esa armónica convivencia nacerán los hijos que serán alegría y razón de ser para sus padres. Prepárense para esos días. La honestidad y la responsabilidad no se improvisan; la fidelidad no se hereda; la comprensión se practica; la bondad y la solidaridad se ejercitan; el respeto por la patria, por Dios, por los seres humanos deben ser actitudes permanentes de la vida.

La vida que alienta y da fuerzas a sus cuerpos es su riqueza personal, pónganla al servicio de la comunidad; recuerden que “si alguien no vive para servir no sirve para vivir”. No pasen por la vida sin haber escrito cada uno una rica y abundante historia, llena de acciones buenas y de realizaciones maravillosas en bien de la familia, de la patria y del mundo.