Las Naciones Unidas presentaron el miércoles una imagen más detallada de la destrucción causada por el maremoto del 26 de diciembre y las olas que generó en el sur de Asia, al tiempo de pedir más ayuda para sus víctimas.
Japón mientras tanto emitió una alerta de tsunami luego de que un maremoto ocurrió ante su costa oriental, pero luego la retiró cuando las autoridades determinaron que el oleaje apenas superaba los 30 centímetros de altura y no presenta un peligro.
La agencia meteorológica japonesa dijo que el sismo de magnitud 6,8 tuvo su epicentro a 200 kilómetros al sur de la prefectura de Chiba. Se carece de informes sobre daños o heridos y la dependencia dijo que olas de 10 a 30 centímetros de altura fueron registradas en las islas Izu.
Una idea más clara de los alcances del devastador tsunami empezó a emerger, cuando se informó que el número de muertos en algunas zonas totalizaba el 75 por ciento de la población, con 100% de las residencias destruidas, dijo Kevin Kennedy, de la Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU, durante la presentación de un informe ante el organismo internacional.
El poblado de Calang, por ejemplo, perdió el 90 por ciento de su población, 6.500 habitantes de un total de 7.300, dijo. Los sobrevivientes requieren de ayuda inmediata, agregó.
En Japón, los asistentes a una conferencia mundial sobre desastres naturales, pidieron el establecimiento de un sistema de alerta contra tsunamis en el Océano Indico. Y en Ginebra, mientras tanto, un grupo de comercio de la ONU le pidió a las naciones desarrolladas ciertas concesiones a los países víctimas del maremoto, como el retirar las sanciones al dumping camaronero a Tailandia e India.
Por su parte, el secretario general de la ONU, Kofi Annan, le pidió a las naciones ricas que cooperen para el proceso de reconstrucción a largo plazo.
Sabemos por experiencia que los pobres siempre enfrentan las consecuencias más duraderas de tales desastres naturales, porque sus recursos suelen ser eliminados por completo, dijo Annan en la sede de la ONU en Nueva York. Así que necesitamos concentrarnos en la recuperación y reconstrucción a largo plazo, y asegurar que desde ahora no haya brechas entre las futuras aportaciones de fondos, indicó.
La comunidad internacional ha prometido miles de millones de dólares en ayuda. La ONU quiere 977 millones de dólares para cubrir las necesidades humanitarias de unos cinco millones de personas. Hasta ahora han sido ofrecidos 739 millones y Annan ha pedido que las naciones miembros del organismo internacional concreticen pronto esas promesas.
Los esfuerzos internacionales de ayuda empezaron a llegar a las zonas más afectadas con cierta regularidad, a más de tres semanas de que las olas generadas por el maremoto del 26 de diciembre barrieran con poblaciones costeras en el sur de Asia.
Helicópteros norteamericanos han realizado unos 80 vuelos diarios para la provincia indonesia de Aceh, epicentro del desastre que dejó más de 160.000 muertos en 11 naciones.
Los posibles problemas de seguridad en Aceh parecen haber terminado y el personal de la ONU retiró las restricciones al libre movimiento de sus empleados, lo cual permitió aumentar la velocidad de entrega de los envíos de ayuda. Los rebeldes en la provincia han enfrentado a las tropas indonesias durante décadas, pero hay un cese al fuego informal desde el maremoto y el gobierno lo aprovechó el miércoles para anunciar que podría iniciar un diálogo formal con los alzados este mes.