Los científicos consideran que semejante actitud sería un error. Si bien reconocen que sus investigaciones todavía son preliminares, están convencidos de que todo esto es consecuencia del gradual incremento de la temperatura que experimenta la Tierra desde hace unos años y que provoca grandes desequilibrios en los fenómenos meteorológicos.

Si esa hipótesis es correcta –y hay una cantidad abrumadora de datos que tienden a confirmarla– significará que estamos ante un gravísimo peligro que justifica plenamente todos los llamados que se vienen haciendo para tomar medidas preventivas.

Lamentablemente hay gobiernos, instituciones y personas que menosprecian esos llamados. No porque tengan datos distintos sino porque consideran que el precio económico que deberíamos pagar para reducir el calentamiento global sería demasiado alto, y porque todavía creen que pueden apostar a que la ciencia se equivoca.

Publicidad

Pero no son ellos los que sufren las consecuencias sino las innumerables víctimas que en California, Costa Rica o Singapur, pagan el precio de que más nos importen las cifras macroeconómicas que la salud y el equilibrio de nuestra casa mayor.