En las primeras horas de ayer, luego que finalizara la edición 2005 del rally de Dakar, los pilotos de motos se arrodillaron sobre la arena de la playa y, frente al océano Atlántico, sujetaron una pancarta con las palabras “Adiós Fabrizio”.

El italiano Fabrizio Meoni, dos veces ganador del rally, fue uno de los dos motociclistas muertos en la prueba. Su fallecimiento hizo resurgir las preguntas sobre si este rally puede ser más seguro, o incluso si debe celebrarse.

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El fabricante de motos austriaco KTM, que suministró máquinas a los principales pilotos –incluido Meoni– solicitó comenzar conversaciones con los organizadores  para mejorar la seguridad, y dijo que su participación en el futuro dependerá del resultado de la reunión.

Sin embargo, los competidores que culminaron el recorrido de unos 9.000 kilómetros desde Barcelona a través de España, hasta Marruecos, por las dunas y las tormentas de arena de Mauritania, Mali y Senegal, parecen tener pocas dudas sobre su regreso el próximo año.

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Mientras lamentan las muertes de Meoni y del español José Manuel Pérez, aseguran que el peligro forma parte de la competencia.

Cyril Despres, el francés que ganó la categoría de motos, perdió dos amigos cercanos, Meoni y Richard Sainct, el tres veces campeón del Dakar que murió en el Rally de los Faraones de Egipto en septiembre pasado.

El piloto finlandés Ari Vatanen, cuatro veces ganador del Dakar, dijo que los organizadores siempre deben buscar la forma de mejorar la seguridad, pero descartó la idea de una prohibición. 

A lo largo de los años han muerto  22 corredores.