Los científicos vigilaban este lunes una posible colisión entre un iceberg gigante y un glaciar del Mar Antártico, que podría elevar el nivel del océano y ayudar a los pingüinos a llegar hasta cruciales zonas de alimentación.
 
El iceberg B15-A, que mide unos 160 kilómetros y contiene la suficiente agua para abastecer al mundo durante varios meses, formaba en el pasado parte de un iceberg aún mayor, el B15, que se partió en el borde de la Antártida hace cinco años.
 
El B15-A ha ido lentamente a la deriva durante varios meses hacia la zona donde está el glaciar flotante conocido como Lengua Glaciar Drygalski y los científicos creen ahora que la colisión es probable.
 
"Parece altamente probable, teniendo en cuenta como se ha movido en los últimos cuatro años", dijo el científico antártico australiano, Neal Young, a Reuters.
 
La Fundación Nacional de Ciencia (NSF, en sus siglas inglesas), con sede en Estados Unidos, había predicho que el choque ocurriría antes de Navidad, mientras que la agencia espacial NASA sugirió que el impacto tendría lugar el 15 de enero.
 
Sin embargo Young, del Centro de Investigación Cooperativo del Ecosistema y del Clima Antártico, dijo el lunes que el iceberg estaba aún a tres millas (4,8 kilómetros) de la Lengua Glaciar Drygalski y se movía a una velocidad de una milla diaria (1,6 kilómetros).
 
Young señaló que aunque la colisión era probable, podría no ocurrir ya que las tormentas y las corrientes marinas podrían cambiar el curso del iceberg.
 
"No hay garantía de que vaya a ver una colisión, pero si ocurriera traería importantes consecuencias", dijo.
 
Señaló que un choque podría romper un trozo importante del iceberg, llevándolo a la deriva fuera de la zona de la Isla Ross, algo que facilitaría a los rompehielos llegar a la Estación McMurdo Station. Nueva Zelanda también tiene una base en ese área.   
 
Consecuencias positivas
También manifestó que daría a los pinginos la posibilidad de realizar un viaje corto al mar para encontrar comida, lo que daría un estímulo a las poblaciones de Pingüinos locales.
 
"Si al final el B15-A se escapa creo que entonces es probable que toda la zona se haga accesible de nuevo, acabando con lo que hasta ahora ha sido una auténtica barrera", dijo.
 
Sin embargo, una colisión también podría desprender un trozo del Glaciar Drygalski, que podría llevar más hielo a las rutas marítimas hacia la base de investigación italiana en la Estación Mario Zucchelli.
 
La NSF ha dicho que el icerberg no supone ninguna amenaza para el abastecimiento o para el personal de la Estación McMurdo.
 
Young, que supervisa el iceberg a través de las imágenes de satélite de la NASA y de la Agencia Espacial Europea, dijo que la última vez que se desprendió un trozo del glaciar fue en 1956.
 
Los científicos están ahora entusiasmados con ver qué podría pasar si el iceberg y el glaciar finalmente colisionan.
 
"Esto es lo más grande que hemos visto desde hace mucho tiempo", dijo.