Las veces que viajo a la península de Santa Elena, mi tierra natal, miro con beneplácito y preocupación, la mística para el trabajo de modestos ciudadanos (hombres y mujeres) y el riesgo permanente al que se exponen, al transitar en bicicleta o triciclos por la limitada e insegura vía Santa Elena- Salinas.

Y lo hacen a partir de las seis de la mañana, para dirigirse a sus lugares de trabajo, realizar compras en el mercado, dejar a sus hijos en los centros de educación, o para efectuar otras actividades productivas. Cumplidas las labores, regresan a sus hogares en los mismos medios de transporte.

El uso de esta vía –por la cual circulan cientos de automotores de servicio público o particular, muchos a altas velocidades– que no está condicionada con un carril de seguridad para el ciclista, somete a este a peligros como el de sufrir accidentes que podrían imposibilitarlo por el resto de su vida o causarle la muerte; como en efecto ya ha sucedido.

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En los planes de seguridad social de los Municipios de Santa Elena, La Libertad y Salinas, debe considerarse, con el apoyo del Gobierno central y la Prefectura del Guayas, la imperiosa necesidad de construir una ciclovía para los tres cantones y parroquias cercanas.

A más de dar seguridad, favorecería al ahorro de la población, constituiría un atractivo recreacional para los visitantes que practican ciclismo o atletismo, y una fuente de ingresos al fomentar el turismo.

Eco. Héctor Villón Mateo
Guayaquil