Me causó indignación que los “honorables” hayan tenido aguinaldo navideño tremendamente desproporcionado con la realidad de la mayoría de los ecuatorianos; pero para ellos, todo es justificado.

De la misma manera me causa asombro que diputados se salgan con una mayoría oficialista, que ha dado de su propio chocolate a los que creían que tendrían la justicia en sus manos; y cómo puede alguien timorato que solo obedece órdenes sin iniciativas propias, ser Presidente.

Así es este Ecuador de Ripley, y lo más indignante es ver que se lo llevan en peso, que usan la Constitución, y no hacemos nada; y hasta se atreven a decir que en el país hay demasiada libertad de prensa. Me dan pena, porque somos muchos los que podemos dormir con la conciencia tranquila; ellos en cambio, ni siquiera la tienen.

Publicidad

Carlos Ramírez
Guayaquil

En la pobreza y oscuridad de esta dizque democracia, los actores de la tragicomedia del tira y jala de la politiquería, siguen canturreando: “Vamos a terminar con la corrupción”; pero la mayoría de ellos son la corrupción misma, causantes del irrespeto a la Constitución y las leyes.

Componendas van y vienen para ostentar el poder. Atendamos a los grafiteros cuando escriben: “Haga trabajar a los diputados, no los reelija”. Vivimos una época perversa en la que se ha maltratado a nuestra patria. Estamos en manos de una mayoría que gobierna a su antojo.

Publicidad

Debemos volver a tener democracia. Tenemos que iluminar nuestro cerebro para acabar pacíficamente con la violencia que quiere el secuestro de todos los poderes del Estado. Recordemos esto: “El poder corrompe, pero el poder absoluto corrompe absolutamente”, (Lord Acton).

Lcdo. César Burgos Flor
Guayaquil

Publicidad

¿Qué pasa con el Ecuador como Estado soberano? ¿Dónde queda la capacidad de vivir la democracia para el pueblo? ¿Debemos seguir siendo sumisos y observadores de las férreas disputas de la mayoría gobiernista y la oposición?
¿Hasta cuándo durará el “matrimonio” de los confabulados, en contra de la Constitución y la democracia? ¿Alguien a quien piensan traer, es más importante que los 13,5 millones de ecuatorianos?

¡Fatal miopía del fanatismo ideológico que impera en el discurso, ante la ciudadanía!

Si como ciudadanos, miembros de instituciones, grupos sociales, etcétera, no nos apoyamos, el país seguirá siendo botín de disputas de los mismos de siempre. Es hora de decirles: ¡Basta!

Oswaldo Rugel Alvarado
Santa Lucía

Publicidad