La tecnología de la información es la que más rápido cambió. La emergencia de las técnicas que cada vez surgen con mayor rapidez, dejando obsoletas a filosofías, conceptos, prácticas e inversiones, hacen difícil y complicado establecer una relación de productividad entre el sistema monetario global y la inversión en la tecnología necesaria para mantener la civilización actual.

La globalización es hija de la eliminación de fronteras físicas, geográficas y políticas del mundo, y crea un estado de incertidumbre y riesgo para las actividades empresariales. Los administradores educados en el tradicional pensamiento lineal son renuentes a pensar de forma diferente y siguen administrando, solo extendiendo los parámetros tradicionales que antes les dio éxito.

El mundo de hoy se enmarca dentro de diferentes parámetros y coordenadas, y así es como hay que pensar. Compare el empresario o el capitalista de hoy las inversiones que tenía en la década de 1970 con las que tiene, asígnele los riesgos e incertidumbres existentes, compare, mida y califique, y encontrará los cambios (innovación) que tenga que hacer frente a las tecnologías emergentes.

La influencia de la información y tecnología trae la necesidad de que los empresarios y administradores piensen y decidan en función de futuro; lo cual equivale a decir que en las maestrías y Ph.D de las universidades habrá una nueva materia que enseñar. ¿Cuántos de los inversionistas y administradores conocen o han leído el Shock del Futuro de Alvin Toffler? (Si yo tuviese que reclutar gerentes, una de mis preguntas básicas sería la mencionada).

La forma o estilo de dirección ha cambiado. No es que cambiará. El sentido del pensamiento gerencial de hoy está en la innovación. Factores de gran importancia pronto dejarán de ser sobremesa. La guerra de Iraq, el tsunami en Asia, la globalización y las nuevas conformaciones de intercambio ya no serán “más de lo mismo”. Lo nuevo –aunque sea copia– es lo diferente. Internet globaliza el conocimiento; las multitudes están alejándose de la ignorancia; la gente cada vez leerá menos y se informará más; lo difícil será determinar la calidad estratégica de la información, para que no se convierta en las toneladas de datos acumulados en miles de disquetes y de papel que el cambio veloz los vuelve inútiles. También cambiará la forma de asimilar la información que se recibe. La curiosidad (por qué las cosas no pueden funcionar de otra manera), por conocer lo nuevo, invadirá a las nuevas generaciones que empezarán a pensar de forma no convencional. El sistema de educación cambiará.

Serán otras las arterias por las que correrá la economía mundial. Igualmente aparecerán nuevas luchas por la hegemonía; pero entre todo esto, el mundo entra en una nueva fase en que el conocimiento, no la tierra ni el capital, será factor dominante. (El Grupo de los 7 –países ricos y desarrollados– en una cumbre en Sri Lanka (el 7 de enero de 2005) acordó una moratoria para la deuda de los países afectados por la catástrofe de Indonesia. Esta decisión tiene efectos económicos, puesto que los dividendos deberán ser empleados en desarrollo. (¿Surgirá la gerencia de catástrofes?).