No existe programa en la televisión nacional cuyos conductores se dediquen a destrozar la semántica con tan sistemática aplicación como en ‘La TV’. Tanto papá Ehlers como los críos, más buena parte de los reporteros y la mayoría de presentadores, Miss Ecuador incluida, comparten la misma impericia en el arte de hilvanar palabras e igual trabazón a la hora de expresar ideas.

Basta escuchar a Fernandito haciéndose ochos para contarnos, con gran esfuerzo de su parte, que los perros ladran antes de los terremotos, para imaginar lo que puede ocurrir cuando el texto de un informe científico (como el de Stuart Nishenko sobre el potencial sísmico del Pacífico, por ejemplo), llega a caer en manos de semejantes lectores, como en efecto sucedió el domingo 2 de enero.

Vi los avances de ese programa, en los que se decía que un científico (palabra mágica), norteamericano por añadidura, predecía violentos e inminentes tsunamis en costas ecuatorianas. El reportaje, claro, trajo olas. Tantas, que el domingo 9 Freddy Ehlers volvió a dedicar la mayor parte de su programa al informe Nishenko. Lo hizo mezclando “la ciencia de la estadística y las probabilidades” con interpretaciones holísticas de su propio peculio, en versión new age y con música del mismo género, según las cuales algo trata de decirnos el hecho de que el tsunami ocurriera exactamente en nuestras antípodas.

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No se crean que aquí hay afanes sensacionalistas ni mucho menos, nada más que la purísima intención de mantenernos prevenidos. No nos dejemos engañar por ese clip con imágenes de “Última hora” que Ehlers presentó una y otra vez durante todo el programa para promocionar (de la misma manera como ‘El Noticiero’ de TC promociona el crimen de la abuelita) lo que sería el pastel de fondo de su show: el enésimo video casero del tsunami en Indonesia. Al fin y al cabo, el sensacionalismo new age no se ha inventado todavía. ¿O sí?