El  Gobierno triplicó el gasto por pago de salarios de $ 705,5 millones a $ 2.179,5 millones, entre el 2000 y el 2005.

En ese periodo  contrató a 29 mil  empleados públicos:  8.511 durante el gobierno de Gustavo Noboa y 20.585, con Lucio Gutiérrez. Así, la burocracia aumentó en un  10,7%. 

Según las cifras del presupuesto del 2005, siete de cada diez dólares que ingresarán por impuestos se destinarán a pagar salarios.

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Mientras que el titular de la Secretaría de Remuneraciones, Ramiro Espín, prevé que esta semana se concluya la nómina de los 5.000 servidores públicos que serán despedidos este mes. El dinero que el Estado dejará de pagar en salarios servirá para cubrir la homologación salarial, cuyo costo estimado es de 30 millones de dólares en el año.

Entre el 2000 y 2005, la burocracia creció en el 10,7%. El Gobierno contrató a 29.096 nuevos empleados.

Entre el 2000 y este año, periodo de dolarización, el gasto de salarios del Gobierno Central pasará  de 705,5 millones de dólares a 2.179,5 millones.

Las cifras del Ministerio de Economía y Finanzas muestran que los recurrentes anuncios y decretos de austeridad  no funcionaron.

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En ese periodo, el Gobierno contrató a 29.096 servidores públicos, de los cuales 8.511 ingresaron durante el gobierno de Gustavo Noboa y 20.585 con el coronel Lucio Gutiérrez. El aumento de la burocracia en esos seis años alcanzó el 10,7%.

Sin embargo, el costo de las remuneraciones en el Gobierno  significó, en el periodo de dolarización, el 208% de incremento, pese a que los presupuestos de los que fueron parte crecieron a un ritmo mucho menor, del 89,7%.

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Alfredo Arízaga, ministro de Economía a inicios del 2000, sostiene que “si bien el Gobierno heredó un gasto totalmente desbocado, durante estos dos años este ha crecido en una cantidad gigantesca”.

¿Cuál será el efecto? A corto plazo, mientras los precios del petróleo y los impuestos superan las previsiones, el fisco tendrá suficiente dinero como para cubrir los compromisos salariales; los problemas, sin embargo, se acumulan para este año, cuando se espera que –de acuerdo con el Observatorio de la Política Fiscal (OPF)– la economía crezca  a un ritmo menor que en el 2004 y el precio del crudo empiece a descender.

“Los funcionarios del sector público ecuatoriano parecen estar mareados por el crecimiento de los ingresos fiscales provenientes de los tributos”, agrega Arízaga.

Según las cifras del presupuesto del 2005, siete de cada diez dólares que ingresarán por impuestos se destinarán a pagar salarios. El resto financia las preasignaciones.

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Jaime Carrera, secretario técnico del OPF, advierte que ese porcentaje marca una tendencia “riesgosa” en los últimos años.

Para los dos analistas, el escenario de este año no presenta posibilidades reales de disminuir el peso de los salarios. La homologación salarial requerirá –según la Secretaría de Remuneraciones (Senres)– $ 30 millones  adicionales a la masa salarial de este año.

Carrera dice que esa cifra es irreal, pues el alza implicará la expansión de otros gastos, como bonificaciones, antigüedad o gastos administrativos.

La Senres sostiene que todos los rubros ya están unificados; pero,  Bolívar González,   subsecretario de Bienestar Social, ofreció la semana pasada una cena por el Día del Periodista, que financió con un bono de $ 9.000 “por el trabajo realizado en el Ministerio”.