La mejor novela jamás escrita en México es Pedro Páramo, afirmó el escritor mexicano Carlos Fuentes, quien fue uno de los pocos que la recibió con una ovación hace medio siglo cuando Juan Rulfo la publicó por primera vez.

“Pedro Páramo es la mejor novela que se haya escrito jamás en México, no es una novela mexicana, es hispanoamericana, es una gran novela de la lengua española y es universal”, dijo Fuentes en una entrevista con la agencia de noticias EFE, con ocasión del aniversario número 19 de la muerte de Rulfo.

La obra se editó por primera vez en marzo de 1955, por lo que Fuentes recordó que él fue uno de los pocos que la recibieron con una ovación.

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“Hubo muchas malas interpretaciones de la novela en aquel momento, ataques bastante severos, la novela no fue bien comprendida”, recordó el autor de La muerte de Artemio Cruz.

“Fue un pequeño grupo de personas quienes vimos de verdad el extraordinario valor de la obra y así preparamos el camino para la traducción, entre otras cosas”, dijo.

Para Fuentes, la novela de Rulfo “queda como una obra insuperable de la novelística mexicana, desde luego, no hay otra novela nuestra que se compare a la belleza, la profundidad, la emoción y la sabiduría literaria de Páramo”.

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Entre los actos programados para celebrar el aniversario número 50 de la novela en México, se encuentra la publicación del libro La recepción inicial de Pedro Páramo, en el que se recopilan las críticas iniciales que se escribieron sobre la obra.

Al respecto, Fuentes señaló que una de las primeras personas que alabó Pedro Páramo fue la escritora y traductora mexicana Mariana Frenk.

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“Ella fue una de las primeras que hizo una gran defensa del libro y lo promovió internacionalmente. Yo también colaboré a hacerlo al escribir una crítica en una revista francesa literaria”, dijo Fuentes, premio Príncipe de Asturias de 1994 y Cervantes de 1987.

Pero, para Fuentes, Carlos Blanco Aguinaga fue el autor que escribió el texto más importante en 1955. “Él escribió un ensayo de 40 páginas exhaustivo y brillantísimo, para mí fue el ensayo de recepción más importante que se escribió”, agregó.

Recordó que a Rulfo no le importaban las críticas, pues “trascendía todas las cosas menudas, iba mucho más allá de eso. Era un hombre muy callado, muy ensimismado, muy consciente de su propio valor y no tenía que proclamarlo”.

“Siempre corrió una especie de falso mito de un Rulfo rural, casi pétreo, pero eso no era cierto, él tenía una de las culturas literarias más grandes que yo he conocido”, agregó el autor de Aura.

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