Según  la Dirección de Aseo Urbano y Rural y Mercados del Municipio de Guayaquil, en las calles de la urbe existen entre 1.500 y 1.800 comerciantes informales que deambulan y trabajan en las ferias libres.

Sin embargo, la Central Unitaria de Comerciantes Minoristas y Trabajadores Autónomos del Ecuador, señala que son 5 mil.

La informalidad compite con el comercio organizado de víveres que se realiza en la red municipal de 42 mercados, en la que trabajan 18.226 comerciantes.

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Estos vendedores provienen de distintas partes del país. Los verduleros, cargadores y fruteros son de Chimborazo. Los tricicleros, expendedores de jugos y mariscos son de la Costa. Este diario cuenta hoy algunas de sus historias.

Están en la puerta de las casas, a la vuelta de la esquina, en las calles. El Municipio de Guayaquil ejecuta, desde 1996, un plan para disminuir su número, pero la realidad económica y el crecimiento de la ciudad hace que estos sigan presentes, aunque en escenarios distintos.

Son los comerciantes informales. Fluctúan entre 1.500 y 1.800, según Gustavo Zúñiga, director del Departamento de Aseo Urbano y Rural y Mercados del Municipio. Los propios actores y la Central unitaria de comerciantes minoristas y trabajadores autónomos del Ecuador, refieren que son unos 5.000.

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Hasta 1996, cuando estaban en el sector céntrico de Guayaquil, como las bahías, mercados Central, Sur, Machala y Pedro Pablo Gómez, eran 24.000. Hoy, más de 18.000 de estos están en los mercados de la red municipal.

Pero la informalidad no desaparece y se constituye en la competencia de esa red.
Existen al menos 20 sectores donde hacen presencia, especialmente en ferias libres.

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Hay una característica marcada en ellos. Los verduleros, cargadores y fruteros, provienen de la Sierra, especialmente de Chimborazo. De poblaciones de la Costa son los tricicleros, vendedores de jugos, colas, comidas preparadas, carnes, pescado y otros productos.

Su presencia desata quejas de los vecinos en los sitios donde improvisan sus puestos; aunque los consumidores, especialmente amas de casa, reconocen y agradecen por su labor.

La Dirección de Aseo Urbano y Rural y Mercados insiste en que deben ir a los mercados o desaparecer.

“En un mercado se vende en condiciones sanitarias, con orden, con control de precios, seguridad y servicios. Si no existieran los mercados, la gente se iría a las calles creando un gravísimo problema de salud”, afirma Zúñiga.

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Cada uno de los informales tiene una realidad, una historia que contar y un pedido para las autoridades municipales: “Déjennos trabajar que debemos mantener a una familia”. Algunas semblanzas nos permiten conocerlos.