Las personas que duermen menos tienden a engordar más y, según expertos, hay que dedicar más tiempo a dormir para combatir la obesidad, reportó un estudio publicado este lunes.
 
"Hemos puesto mucha atención en la dieta y el ejercicio y nos hemos olvidado de reconocer el valor del sueño", dijo Fred Turek, médico de la Universidad Northwestern, en Chicago.
 
"De hecho, la sociedad recomienda lo contrario", agregó refiriéndose a los centros laborales donde el tiempo es oro y resulta común trabajar horas extras en detrimento de las horas de descanso.
 
El estudio divulgado este lunes, de la Facultad de Medicina de Eastern Virginia en Norfolk, examinó a 1.000 personas y halló que el tiempo total de sueño disminuye con el aumento del índice de masa corporal, una medida basada en el peso con relación a la estatura.
 
Los hombres durmieron, como promedio, 27 minutos menos que las mujeres, mientras que los participantes obesos o con sobrepeso dedicaron menos tiempo a dormir que los que tenían un peso normal.
 
En general, mientras más gorda estuviera una persona dormía alrededor de 1,8 horas menos a la semana que las que tenían un peso normal.
 
"Los estadounidenses son corpulentos y suelen dormir poco. Los clínicos están conscientes de lo que representa la obesidad para los pacientes", indicó el estudio.   
 
ALREDEDOR DE 20 MINUTOS ADICIONALES
 
"Nuestros hallazgos indican que tal vez no sea necesario prolongar extraordinariamente el sueño, ya que unos 20 minutos adicionales por noche parecen estar vinculados con índice de masa corporal", agregó el estudio.
 
"Advertimos que este estudio no establece una relación de causa y efecto entre la obesidad y la restricción del sueño, pero las investigaciones que demuestren resultados satisfactorios en la pérdida de peso con la extensión del sueño, contribuirán grandemente a establecer dicha relación", indicó el estudio.
 
El estudio se publicó en la revista Archives of Internal Medicine junto con un editorial de Turke y su colega Joseph Bass comentando sobre otras investigaciones.
 
En una entrevista con Reuters, Turek dijo algunos estudios han mostrado que la falta de sueño disminuye la concentración de una hormona supresora del apetito, llamada leptina, y aumenta la cantidad de otra hormona que provoca deseos de comer.
 
Además, los neuropéptidos cerebrales, que gobiernan el sueño y el apetito, parecen sobreponerse, añadió.
 
"Ahora es esencial determinar la importancia de la carencia de sueño durante los primeros años de desarrollo en la incidencia de obesidad entre nuestra juventud (...) una situación que puede alterarse si es que realmente la falta de sueño está interviniendo en esta epidemia", expresa el editorial.
 
La obesidad ha aumentado notablemente en las naciones desarrolladas y en Estados Unidos ha alcanzado proporciones epidémicas, según el editorial, y esto conduce a varios problemas de salud.
 
"En los últimos años ha surgido un inesperado villano de la obesidad, primero en estudios de laboratorio y ahora (...) en investigaciones basadas en la población: la falta de sueño", agregó.
 
"Sin embargo, aunque muchos investigadores en el campo del sueño, las funciones metabólicas, la diabetes y el sistema cardiovascular están conscientes de que la falta de sueño puede conducir a muchos trastornos, muy pocos en la profesión de medicina general han establecido una conexión", señala el estudio.