Sin especificar al líder de la mayoría en la Cámara baja, Tom Delay, u otros, Rehnquist  expresó su justificada inquietud con respecto a propuestas recientes  de algunos integrantes del último Congreso

El New York Times publicó lo siguiente en uno de sus editoriales del martes 4 de enero: La semana pasada, luchando contra un cáncer de la tiroides, el presidente de la Suprema Corte de Estados Unidos, el magistrado William Rehnquist, usó la ocasión de su decimonoveno informe sobre el estado de las cortes federales (que posiblemente sea el último que él emite) para extender su orgulloso registro en la defensa de la independencia del Poder Judicial de la rama federal en contra de invasivos ataques por parte de políticos.

Sin dar nombres, Rehnquist habló de un preocupante “giro nuevo” en años recientes que ha visto cómo algunos republicanos conservadores en el Congreso estadounidense cruzan la línea, pasando de las críticas comunes hacia decisiones judiciales que no les agradan a tratar de intimidar a determinados jueces.

Con eso muestran una falta de respeto hacia la separación constitucional de poderes y amenazan el papel esencial de un Poder Judicial independiente en la protección de los derechos estadounidenses.

Sin especificar al líder de la mayoría en la Cámara baja, Tom Delay, u otros, Rehnquist expresó su justificada inquietud con respecto a propuestas recientes  de algunos integrantes del último Congreso en el sentido de que se elaboren leyes que limiten la jurisdicción de las cortes federales para decidir desafíos constitucionales en temas como la referencia a Dios en el Juramento de Lealtad.

Además, criticó justificadamente las amenazas de impugnar a los denominados jueces “activistas” por sus interpretaciones de la Constitución.

“Los actos judiciales de un juez pudieran no servir como base para la impugnación”, declaró el Presidente de la Suprema Corte, autor de un libro sobre este tema, en lo que fue un oportuno recordatorio al Congreso.

“Cualquier otra regla destruiría la independencia judicial. En vez de esforzarse por aplicar la ley de manera justa, sin considerar la opinión pública, los jueces se preocuparán de no inflamar a cualquier grupo que pudiera reunir los votos suficientes en el Congreso para impugnarlos y condenarlos formalmente”.

Este es el mismo mensaje que Rehnquist, meritoriamente, ha pronunciado una y otra vez como jefe del sistema de cortes de Estados Unidos, incluso corriendo el riesgo de ofender a colegas conservadores. Sin embargo, dadas las actuales tensiones políticas por la dirección que seguirán en el futuro las cortes federales, su palabra tiene ahora una resonancia particular.

© The New York Times News Service.