El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, quien prometió mejorar la vida de millones de compatriotas, se encamina a una reelección sin problemas en el 2006, si se mantiene el crecimiento económico del país alcanzado a la mitad de su mandato, el mayor en una década, según analistas.

El éxito de Lula no ha sido pequeño, luego de enfrentar, cuando ganó las elecciones del 2002, el temor de los inversores de que la economía colapsara por la inexperiencia del gobernante y de su izquierdista Partido de los Trabajadores (PT).

El ex obrero metalúrgico empujó la línea política de su partido hacia el centro, adoptó reformas de libre mercado, mantuvo la inflación y los gastos bajo control y se atrajo a los antes escépticos inversores.

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Lula también se comprometió a pagar antes de septiembre del 2005 las deudas acumuladas con las diversas organizaciones internacionales, entre ellas con su mayor acreedor, la ONU. Brasil debe en total 193,9 millones de dólares a 117 organizaciones.