El vendedor distribuye los chocolates entre los pasajeros, al tiempo que advierte “que es para que conozcan el producto”.  Alfredo, el comerciante, cuyo nombre apenas se distingue en una credencial, anuncia en el bus que el bombón tiene un costo de 25 centavos de dólar.

No da más detalles de la golosina; sin embargo, las características del empaque permiten distinguir la marca: Arcor, la multinacional argentina que ahora cuenta con una oficina comercial en el país.

El analista Guillermo Arosemena dice que hace cinco años, antes de la dolarización, la marca no se conocía mucho en Ecuador. Ahora, su comercio local está relacionado con el reducido costo de sus productos debido a la devaluación que tuvo el peso argentino y que ha permitido que Arcor compita con las golosinas  nacionales.

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Es un efecto que se refleja en otros sectores industriales, especialmente en los que elaboran productos de mayor valor agregado. Así, mientras una reconocida jabonería decidió dejar de producir en el país debido a los costos operativos, Intradevco, una industria peruana que fabrica jabones y lavaplatos, decidió ingresar con sus marcas al Ecuador; por ejemplo, Sapolio.

El sector industrial ecuatoriano no presenta una “gran contracción”, pero su crecimiento es desigual respecto de la economía, reconoce Alberto Dassum, presidente de la Federación de Cámaras de Industrias del Ecuador.

Datos de este gremio refieren que mientras el aporte de la industria a la economía se mantuvo en el 17% en años anteriores, ahora se ubica en el 12%. Los industriales atribuyen  este decrecimiento a varios aspectos, entre ellos: la ausencia de un escenario más competitivo en dolarización y la percepción de que el sector experimenta, desde hace unos diez años, el fenómeno de la desindustrialización, según Dassum.

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De esta manera, la preferencia por los productos industriales importados se ha afianzado por cuestión de costos. Cifras del Banco Central  describen el escenario: las importaciones de productos industriales de consumo aún son mayores que las exportaciones de estos bienes.

Incluso, las exportaciones de productos industrializados disminuyeron en el 5% entre enero y octubre del 2004, en comparación con igual periodo del año anterior.

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Esa tendencia de consumo de bienes industriales importados incide directamente en las ventas. Augusto Ayala, gerente administrativo del ingenio azucarero San Carlos, dijo en una publicación de la Cámara de Industrias de Guayaquil que las “ventas han ido disminuyendo paulatinamente como consecuencia del ingreso de productos terminados (golosinas) desde Brasil y Chile, para los cuales la materia prima es el azúcar, y que compiten con los similares nacionales”.

Eso, según Ayala, provoca que las ventas hacia el sector industrial, que acapara alrededor del 50% del azúcar local, “disminuyan sensiblemente”.

Sebastián Borja, presidente de la Asociación de Textileros, explica que con la dolarización se ha obligado al empresario a reaccionar de manera más productiva y proactiva en su negocio, pues “antes lo que pasaba era que se recibían utilidades altas por la devaluación. Luego de que no se da esta volatilidad en los tipos de cambio, lo que ahora se espera es una mayor eficiencia”.

En este lustro, según Egdardo Báez, presidente de la Compañía de Cervezas Nacionales,  “la dolarización ha desnudado las falencias que puede tener el aparato productivo, y esto obliga a rectificar a las puertas de un mundo globalizado”.
Pero también se necesitan inversiones en el sector. Si se compara la inversión extranjera directa que recibieron el sector agrícola, el de servicios a empresas, el comercio y la industria, en el 2003, se concluye que esta última es la que menos recursos captó: el 10%, según la Superintendencia de Compañías.

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Los industriales advierten que a pesar de que se ha logrado estabilidad en ciertos indicadores macroeconómicos (inflación, riego país), a diferencia de los dos primeros años de dolarización, todavía quedan pendientes tareas y reformas para lograr mayor eficiencia y competitividad.

“Aún hay áreas que le restan competitividad a nuestro sector: el costo de la energía y de los combustibles (búnker y gas industrial) es muy alto en relación con nuestros competidores y mantenemos un sistema laboral inflexible que no permite adaptarnos a la economía de mercado”, explica Nicolás Landázuri, gerente de Mercadeo de La Fabril, industria de grasas y aceites.

El analista Guillermo Arosemena sostiene que “la situación del trabajo por hora aún no se ha resuelto; es básico porque es el sistema que hay en países que tienen moneda dura”.

COMERCIO EXTERNO
55% Han aumentado las exportaciones de productos ecuatorianos en los últimos cinco años. Sin embargo, el crecimiento de las importaciones es casi tres veces mayor, de 135%.

LO TRADICIONAL
Los productos tradicionales y primarios (aquellos que se exportan en su estado natural) todavía son la base de las exportaciones. Los ingresos de esas ventas representan entre el 76% y 79%,

VALOR AGREGADO
Se ha registrado una mayor producción de bienes  industrializados desde la dolarización. El Banco Central reporta que las ventas de este tipo de productos en  cinco años ha aumento en un 35%.

CONSUMO
En los últimos cinco años, tras la vigencia de la dolarización, las empresas han importado más insumos para producir, pero las compras de bienes para el  consumo alcanzaron un incremento del 220%.

DESEQUILIBRIO

La balanza comercial en 1999 llegó a $ 1.665 millones, una cuenta que fue cayendo drásticamente  y solo en el 2004 pudo recuperarse a $ 349 millones (a  noviembre) debido al alto precio del petróleo.