Colombia tiene acuerdos de cooperación judicial con los países vecinos, que han permitido la captura de jefes guerrilleros, como Simón Trinidad,  arrestado en Quito hace un año, afirmó ayer el fiscal general de Colombia, Luis Camilo Osorio.
Trinidad, cuyo verdadero nombre es Ricardo Palmera, fue enviado desde Ecuador a Colombia y está extraditado en Washington enfrentando un juicio por los delitos de narcotráfico y secuestro.

“En materia de cooperación con países vecinos y de búsqueda de criminales, hay acuerdos que se vienen dando hace tiempo”, indicó Osorio a radio W.

En la misma emisora el diputado ecuatoriano Guillermo Haro denunció la presencia en Ecuador de dirigentes y familiares de guerrilleros, entre ellos tres hijos de Raúl Reyes, vocero y miembro del secretariado de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

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Son especulaciones, hay un sinnúmero de especulaciones sobre un montón de circunstancias, no solo en Ecuador sino en otros países, dijo Camilo Reyes, vicecanciller colombiano, al referirse a la denuncia de Haro.

Además estaría en Ecuador, según la denuncia, la compañera sentimental de Rodrigo Granda Escobar, conocido como el “canciller” de las FARC, capturado el pasado 13 de noviembre en Cúcuta (Colombia), según autoridades de ese país, aunque el grupo guerrillero afirma que fue secuestrado en Venezuela.

Chávez cuestionado
El debate sobre la captura de Granda se está convirtiendo en  dolor de cabeza para el presidente venezolano, Hugo Chávez.

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Una investigación venezolana indicó que Granda fue secuestrado en Caracas, presuntamente por agentes colombianos ayudados por algunos colegas venezolanos.

El gobierno de Chávez, que ha negado acusaciones de EE.UU. y Colombia de que apoya a las FARC, dijo que no tomó parte en la captura, lo que lo deja con la perspectiva de admitir brechas vergonzosas en su seguridad y actos contra su soberanía.

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Chávez ha permanecido hasta ahora en silencio.
La forma en que decida manejar el caso de Granda podría afectar las relaciones con Colombia o  sus simpatizantes izquierdistas locales y extranjeros.

Si se comprueba la versión del secuestro de Granda, es decir una violación a la soberanía venezolana, se pondrían en riesgo los recientes esfuerzos de Chávez por mejorar los lazos con su vecino andino, cuyo presidente, Álvaro Uribe, es un cercano aliado de Estados Unidos.

Si por el contrario Chávez elige minimizar el incidente o admitir alguna participación venezolana, esto podría enojar a las FARC y otros grupos de izquierda que se declaran aliados de su “revolución bolivariana”.