Es una afección que padece uno de cada 700 niños. Su origen está en un defecto congénito que afecta las estructuras de la boca. Sepa qué hábitos pueden provocar esa falla genética.

En la comunidad científica no existe la resignación. La afirmación puede resultar a primera vista demasiado categórica, pero no lo es. Así lo demuestran los permanentes estudios que se realizan para lograr determinar cuáles son los motivos que provocan el labio leporino, una enfermedad que en la actualidad afecta a uno de cada 700 recién nacidos. Incluso, el 25% de estos niños padecen de paladar hendido, y el 50% de esa franja sufre ambas enfermedades combinadas.

Por lo que se ha logrado averiguar hasta ahora, el labio leporino es un defecto congénito de las estructuras que forman la cavidad bucal. Es una abertura en el labio como resultado de que los dos lados superiores no crecieron a la vez, en tanto que el paladar hendido es una apertura en el paladar superior. Ambos pueden presentarse simultáneamente pero también pueden ocurrir por separado.

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La boca del feto se forma durante los primeros tres meses del embarazo. Durante este tiempo, las partes del paladar superior y el labio superior, normalmente se unen. Cuando esta unión no ocurre, el niño tiene un labio leporino y/o un paladar hendido.

Se cree que hay algunos factores en el ambiente que reaccionan con ciertos genes específicos e interfieren con el proceso normal del cierre del paladar y el desarrollo del labio: algunos fármacos, drogas, productos químicos, plomo o deficiencias vitamínicas.

Uno de los estudios más recientes acaba de demostrar que las mujeres que fuman durante el embarazo tienen hasta un 70% más de probabilidades de tener un bebé con uno de estos dos defectos, en comparación con las mujeres que no fuman.

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Aunque las razones que causan el labio leporino y el paladar fisurado se desconocen, siempre se ha especulado con la posibilidad de que el tabaco incrementara el riesgo de padecerlo. Para confirmar esta hipótesis, Kevin C. Chung, de la University of Michigan Medical Center, en Ann Arbor, Estados Unidos, llevaron a cabo un estudio en el que analizaron a todos los niños nacidos en Norteamérica durante 1996 que estaban vivos. Los autores del trabajo, publicado en la revista Plastic and Reconstructive Surgery, identificaron a más de 2.200 niños y niñas con ambos defectos, cuyas madres eran fumadoras.

"Nuestros resultados también demuestran que el riesgo de ambas malformaciones aumenta si se eleva el número de cigarrillos que fuma la madre", afirmaron. "Así, éste llega hasta el 70% cuando el consumo es de 21 cigarros al día", insistió Chung. Asimismo, el estudio destaca que, incluso, cuando la madre fuma entre uno y 10 cigarrillos diarios el riesgo de labio leporino y paladar hendido en el bebé es de más del 30%.

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Para tratar ambas afecciones, hay una serie de recomendaciones que los especialistas subrayan. En primer lugar se insiste en la importancia de contar con un grupo de especialistas con experiencia en el tratamiento de estos niños. El segundo paso es concretar la cirugía. El labio y/o el paladar afectados puede repararse mediante cirugía a edad temprana, incluso antes de que el niño cumpla tres meses. Estas operaciones se llevan a cabo de acuerdo al peso, a la salud general del niño y a la severidad de la hendidura.

El tercer ítem a tener en cuenta es la alimentación, ya que estos bebés suelen tener problemas serios para la lactancia, tanto materna como artificial. Se han diseñado aparatos especiales que permiten a estos niños mamar de sus madres o de un biberón.