Con frecuencia es sano tener la modestia de transmitir textos certeros, aunque dolorosos. Aquí va lo recibido (y desgraciadamente recortado por espacio) sobre lo que muchas veces somos como “ciudadanos de bien”.

“…La creencia general anterior era que Noboa no servía. Actualmente se dice que Gutiérrez no sirve. Y el que venga después de Gutiérrez tampoco servirá para nada. Por eso estoy empezando a sospechar que el problema está en nosotros. Nosotros como pueblo, como materia prima de un país. Porque pertenezco a un país donde la ‘viveza’ es la moneda que siempre es valorada tanto o más que el dólar. Un país donde hacerse rico de la noche a la mañana es una virtud más apreciada que formar una familia basada en valores y respeto a los demás.

“Un país donde, lamentablemente, los periódicos jamás se podrán vender poniendo unas cajitas en las veredas donde uno paga por un solo periódico y saca un solo periódico dejando los demás donde están.

“Pertenezco al país donde las empresas privadas son papelerías particulares de sus empleados deshonestos, que se llevan para su casa hojas de papel, bolígrafos, carpetas, marcadores y todo lo que pueda hacer falta para la tarea de sus hijos.

“Pertenezco a un país donde la gente se siente triunfal si consigue volarse la televisión por cable del vecino, donde la gente inventa a la hora de llenar sus declaraciones al Fisco para no pagar o pagar menos impuestos.

“Pertenezco a un país donde la impuntualidad es un hábito. En donde los directivos de las empresas no generan capital humano. Donde no hay interés por la ecología, donde las personas tiran basura en las calles y luego se reclama al Gobierno por no dar mantenimiento al drenaje.

“Donde no existe la cultura por la lectura y no hay conciencia ni memoria política, histórica ni económica. Donde nuestros diputados y senadores trabajan dos días al año (y cobran todos los demás como altos ejecutivos) para aprobar una reforma (miscelánea) fiscal al vapor, que lo único que hace es hundir al que no tiene, fregar al que tiene poco y beneficiar solo a unos cuantos.

“Pertenezco a un país donde las licencias de conducir y los certificados médicos se pueden ‘comprar’, sin hacer ningún examen. Un país donde puede subir una persona de edad avanzada, o una mujer con el niño en brazos o algún minusválido y la persona que viene sentada en el asiento especial para estas personas se hace la dormida para no dárselo y si alguien le reclama se levantará pero para dar un golpe o decir una mala palabra.

“Un país en el cual la prioridad de paso es para el carro y no para el peatón. Un país donde su gente está llena de faltas, pero que disfruta criticando a sus gobernantes. Mientras más le digo rata a Gutiérrez, mejor soy yo como persona, a pesar de que apenas ayer me consiguieron todas las preguntas del examen de matemáticas de mañana.

“…No. No. Ya basta”.