Según el sociólogo Homero Ramírez es adecuado que el padre o representante del estudiante gaste, de acuerdo a sus posibilidades económicas, cierto monto de dinero para recompensar al estudiante.

“El gasto que se incurre por regalos, fiestas u otras compensaciones, es justificado socialmente porque el padre está premiando el esfuerzo de su hijo”, expresa.

Añade que ante los retos que se le aproximan al nuevo bachiller es necesario que este se sienta recompensado por terminar sus estudios, pues constituye el final de una etapa que en cierto modo marcó su vida. “Un bachiller que no sea reconocido por la familia o amigos se puede sentir mal, marginado porque no se le reconoció el empeño que puso durante los trece años de estudiante”, indica.