La institución brinda ayuda espiritual, emocional y física a las menores embarazadas.

Los planes de vida de Mayra Catalina Vera, de 16 años, cambiaron de un momento a otro en enero del año pasado.

Su situación fue parecida a la que atraviesan algunas jóvenes en la ciudad: no estaba casada y aún estudiaba en cuarto año de colegio cuando se enteró que estaba embarazada.

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Las emociones se mezclaron y la depresión la golpeó con fuerza cuando sus padres se sintieron decepcionados al  conocer el hecho.

Ahora, mientras sostiene a su pequeño Elías Vaicilla, de 3 meses de nacido, se siente tranquila, segura y feliz. Le da de lactar y le cambia los pañales como una madre con experiencia.

Eso lo aprendió en el centro Lluvia de Gracia (Cdla. Kennedy, Av. Francisco Boloña 520) donde acudió desde su cuarto mes de embarazo.

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Allí, a través de videos observó cómo crecía su bebé en el vientre y qué tipo de cuidado debía darle antes y después de nacido.

Una orientadora de la fundación, Katty, la guió espiritualmente en ese lapso. “Ella me acercó a Dios, me hizo tener fe y seguridad en Él y me dijo que no me sintiera avergonzada, porque vergüenza debía darme si es que hubiese abortado”, relata.

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Mayra observa a su hijo y confiesa que se dice a sí misma, “cómo pude estar triste si mi bebé es tan hermoso”.

Tiene previsto retomar sus estudios colegiales e ingresar a la universidad para ser periodista. La abuela cuidará del bebé y su esposo, Manuel, se dedicará a trabajar para mantener el hogar.

Así como Mayra, 50 jóvenes de casos parecidos llegaron a buscar el amparo de Lluvia de Gracia en estos dos años.

Su fundadora, Catalina Tinajero de Tate, dice que esta obra fue “un llamado de Dios para servirle ya que Él vino a perdonarnos y no a juzgarnos”. La fundación obtiene su financiamiento a través de autogestión con rifas y eventos y mediante donaciones de la empresa privada.

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Tinajero considera que la ciudad necesita una institución donde se oriente a las futuras madres. “No podemos decirles no abortes sin darles pautas de lo que deben hacer antes y después del parto”.

Durante las citas que tienen las jóvenes con las orientadoras se les envía a realizar una tarea para analizar su comportamiento y concienciarlas sobre el papel de madre.

En estas pruebas, se les pregunta: ¿cómo te sentiste cuando te enteraste de que ibas a ser madre?, ¿cómo te sientes ahora?, ¿estás dispuesta a entregar dieciocho años de tu vida para criar a tu bebé?

Angie Katherine Soria, de 15 años y con cinco meses de embarazo, dice que estos ejercicios la hicieron reflexionar sobre su nueva vida.

“Ahora debo ser más responsable en mi casa y conmigo misma ya que debo cuidar de mi hijo y de mí misma porque estoy separada de mi esposo”, manifiesta.

Luvia de Gracia también da consejería confidencial a mujeres que hayan abortado.

Se realiza un taller de 13 semanas de duración en el que se les enseña a confrontar el problema y a orar por la vida del bebé no nacido.

Las mujeres colocan en una placa el nombre que le hubiesen puesto a su niño como una forma de guardar el luto y rendirles el homenaje que no tuvieron, explica Tinajero.

También se efectúa un trabajo de prevención de embarazos no planificados mediante charlas educativas. En estos dos años, las cuatro voluntarias del Centro visitaron por tres ocasiones a 450 alumnos de un plantel.

FUNDACIÓN

REGALOS
La mayoría de las jóvenes reciben obsequios como blusas maternas, escarpines o vitaminas durante las charlas con el fin de incentivarlas sobre su rol de madre.

CHARLAS
Las charlas se desarrollan cada quince días, son confidenciales y gratuitas. El horario se lo dispone en la primera charla.

PRUEBA
En el Centro se les realiza a las jóvenes una prueba de orina para comprobar el embarazo. El costo es de 2 dólares. La asistencia que se imparte no suple la del control prenatal.

INFORMACIÓN
Las jóvenes interesadas en ingresar al Centro pueden llamar a los teléfonos: 239-2463 y 239-2533. La orientación sobre temas de maternidad y educación sexual es abierta a la comunidad.