El balance de las relaciones binacionales entre  Ecuador y Colombia durante el 2004 genera controversia entre los representantes de los sectores sociales y del régimen de Lucio Gutiérrez.

El cuestionamiento se centra en la falta de recursos de los pueblos fronterizos, y en la migración ilegal de ciudadanos colombianos a territorio ecuatoriano.

El propio canciller, Patricio Zuquilanda, lo reconoce: “El Ecuador es víctima de la violencia y de ilegalidades que no han sido generadas por nosotros sino por la narcoguerrilla y el crimen organizado. Reconocemos que hay gravísimos problemas por el tráfico de armas, explosivos, precursores químicos, tránsito irregular de personas, vehículos, combustibles y de vituallas destinadas a grupos irregulares”, afirma.

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Ecuador es el país que recibe el mayor impacto de las consecuencias de la lucha colombiana en contra de los grupos irregulares y el narcotráfico. Colombia, con el respaldo de Estados Unidos, aplica el Plan Colombia y el Plan Patriota, que son básicamente estrategias militares contra la insurgencia.

Para el presidente de la Comisión de Asuntos Internacionales del Congreso, Carlos Vallejo (Prian), aún no se identifica el principal problema ecuatoriano, que según afirma, es que el Gobierno no tiene una política internacional.

“En las relaciones Ecuador-Colombia, quien establece la norma de conducta es Estados Unidos; el Gobierno ecuatoriano no hace sino cumplir disposiciones de la Embajada americana”, sostuvo.
Por su parte, René Vargas Pazzos, integrante del comité de control del Plan Colombia, consideró que “el 2004 ha sido un año negativo para el país, ya que continuaron las fumigaciones a pesar de los tibios reclamos del Gobierno”.

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“Estas fumigaciones  perjudicaron gravemente a la población y a la biodiversidad; además, la migración clandestina no ha parado y nos ha traído problemas”, aseveró.

Zuquilanda respondió que el régimen no esconde las dificultades y que “a pesar de sus limitaciones tuvo que destinar a 7.000 militares y 1.200 policías para que trabajen en la frontera”.
“No estamos satisfechos con los resultados. Por ello, hemos elevado a la Dirección General de Desarrollo de Fronteras a la categoría de Subsecretaría, para impulsarle políticamente y darle una mayor capacidad para captar recursos”, afirmó Zuquilanda.

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Alexei Páez, de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), señaló que el balance de las relaciones colombo ecuatorianas han sido relativamente favorables para el Ecuador, porque ha logrado resistir las presiones en el aspecto de la seguridad.

“En la Sexta Conferencia de ministros de Defensa, realizada en noviembre en Quito, la delegación colombiana presionó para que el Ecuador, entre otras naciones, aceptase la conformación de una fuerza multinacional para luchar contra la insurgencia en Colombia. Esto no sucedió”, explicó Páez.

“En los casos de refugiados y fumigaciones estamos a la cola de Colombia y los cruces de visitas presidenciales no han dado resultados. Y el año 2005, el Ecuador tendrá que buscar la responsabilidad colombiana para solucionar los problemas de los refugiados y de las fumigaciones”, concluyó.