Decenas de familias visitaron el balneario de La Playita del Guasmo, al sur de la ciudad, durante los dos primeros días del 2005.

Durante las primeras horas de ayer en este balneario no hubo mayor movimiento, pero al mediodía el intenso calor hizo que los habitantes de este y otros barrios de la ciudad acudan a este sector.

En camionetas, taxis y autos llegaron familias enteras para disfrutar de la fresca brisa y tranquilas aguas de este ramal del estero Salado.

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Édison Barros, de 23 años, acudió desde Flor de Bastión con un grupo de 20 personas para pasar un momento de descanso con su familia, pero según él, no pudo divertirse como lo  esperaba. “Este lugar está muy bonito, pero los guardias no nos dejan hacer deporte en la arena”, manifestó con disgusto.

El encargado de la seguridad de ese lugar, Andrés Briones, indicó que hay restricciones para hacer deporte cuando el lugar se llena, “porque algunas veces existen conflictos con  las personas que ponen sus carpas, debido a que cuando los bañistas juegan, los balones golpean a la gente”.

En el balneario se observó también cómo las personas comían sus alimentos preparados en casa. Alexandra Soto llevó en varias ollas arroz con bistec para un grupo de 30 personas, porque –según ella– en los locales de comida que hay en La Playita, los precios son altos.

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En la ciudad, otras personas, en cambio, para refrescarse optaron por armar piscinas inflables y divertirse en las aceras y peatonales afuera de sus casas.

En la cooperativa San Felipe,  en el Guasmo Sur, Avelino Figueroa llenó una piscina para que sus  hijos se refresquen.

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Mientras que en la calle José Vicente Trujillo y Esmeraldas, la dueña de una vulcanizadora sacó una piscina grande y brindó diversión a un grupo de diez niños, entre familiares y amigos.