La identificación de los miles de turistas extranjeros muertos en el maremoto en Tailandia es el mayor desafío enfrentado jamás por la medicina forense, probablemente peor incluso que el de los atentados del 11 de septiembre de 2001, señaló este lunes un experto.
 
Unos 100.000 turistas, la mayoría occidentales, estaban en las playas del  sur de Tailandia cuando el maremoto inundó los bordes del Océano Indico.
 
Más de 5.000 personas fueron declaradas oficialmente muertas y el primer  ministro tailandés Thaksin Shinawatra mencionó la posibilidad de un balance de  7.000, incluso 8.000 muertos, la mitad de los cuales podrían ser extranjeros.
 
Identificar los cuerpos hinchados y deformados mediante huellas genéticas  tomará varios meses, estimó el experto australiano Phil Burfurd, director de la  comunicación de Kenyon Worldwide Disaster Management, sociedad designada por  Canberra para ayudar a la identificación de las víctimas.
 
En regla general, los expertos "piensan que la amplitud de la tarea es  mucho más importante que la de todas las recientes catástrofes", superando el  doble atentado que provocó 202 muertos en 2002 en la isla indonesia de Bali, la  mayoría turistas extranjeros, incluso los ataques suicidas del 11 de septiembre  de 2001, que mataron a tres mil personas en Estados Unidos.
 
El trabajo iniciado en Tailandia consiste por el momento en el laborioso y  agobiante acopio de información, en particular de de ADN, y su comparación con  huellas genéticas de parientes de los desaparecidos.
 
A los cadáveres se les saca dientes para compararlos con los archivos  radiológicos dados por los familiares y se extrae una pequeña muestra del fémur  para obtener el ADN.
 
Si la descomposición no es muy avanzada, se toman también las huellas  dactilares y se coloca en el cuerpo un minicircuito electrónico para facilitar  la localización.
 
Las autoridades tailandesas instalaron centros donde los parientes de los  desaparecidos pueden dar un poco de sangre, cabellos o saliva para obtener la  huella genética.
 
Un centro, abierto día y noche, fue instalado en el aeropuerto  internacional de Bangkok para colectar el ADN en cuanto llegan miembros de la  familia de algún desaparecido.
 
Más de 300 expertos de 19 países se han instalado en el sur de Tailandia  para ayudar en la tarea de identificación, en particular en el templo Tanyao,  situado no lejos de Kaho Lak, estación balnearia que pagó un caro tributo al  maremoto.
 
En ese lugar de culto convertido en gigantesca morgue improvisada, donde  más de 1.500 cuerpos fueron amontonados, el clima tropical y la falta de  equipos médico-legistas complican más la tarea de los expertos.
 
La especialista tailandesa Pornthip Rojansunan está allí desde hace varios  días, impresionada por la magnitud del trabajo que le espera.
 
"Comparar las huellas genéticas es en sí difícil y hay más de 10.000  muestras para examinar", recordó en el cotidiano The Nation.