La polémica caracteriza la vida del político y dirigente deportivo que busca  la Presidencia del Congreso con el respaldo de los roldosistas, prianistas y  de Sociedad Partiótica.

Omar Quintana Baquerizo, quiteño, 61 años, no tiene reparos para asegurar que hasta los hinchas del Barcelona le han pedido que sea presidente de ese club. Esto pese a que fue durante dos periodos el exitoso presidente de la comisión de fútbol del acérrimo rival del equipo del astillero, Emelec.

Aunque lo cuenta como una anécdota, el punto es que él puede moverse cómodamente en dos frentes opuestos. Situación igual ocurre en su vida política, en la que se ha convertido en el eslabón que ha unido a Abdalá Bucaram, líder del Partido Roldosista Ecuatoriano (PRE) y Álvaro Noboa, dirigente del Partido Renovador Institucional Acción Nacional (Prian), las veces que han sido necesarias.

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Cuenta con una ventaja fundamental: es cuñado de Noboa desde hace 30 años -está casado con su hermana Diana- y es amigo íntimo de Bucaram desde hace 25, a raíz de las vinculaciones deportivas de ambos. Esa relación se estrechó cuando Bucaram fue Intendente del Guayas (1979) y obligó a jugar al equipo Olimpia de Paraguay un torneo organizado por Quintana.

Ahora los vuelve a juntar, tal como ocurrió cuando Bucaram fue Presidente de la República en 1996, y Noboa candidato presidencial auspiciado por el PRE, en 1998.

Quintana fue proclamado por Bucaram, en Panamá, como el candidato roldosista a la Presidencia del Congreso Nacional, en las elecciones legislativas del 5 de enero.

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La noticia fue respaldada por el bloque del Prian y los diputados gobiernistas de Sociedad Patriótica, número suficiente para emprender esta carrera. No obstante, su nombre ha despertado fuerte resistencia hasta en los aliados del gobierno. Luis Villacís, del MPD, anticipó que su partido no votará por él.

Le atribuyen prepotencia. Los periodistas deportivos que cubrían las prácticas del Emelec cuando Quintana era su dirigente, recuerdan las varias ocasiones en que fueron desalojados del estadio Capwell, por preguntarle cuestiones que lo incomodaron. Los futbolistas también se han quejado.
Algunos de ellos abandonaron el equipo para evitar más problemas e incluso el enmascarado Otilino Tenorio denunció que no recibió el pago de su porcentaje por la transferencia de su pase que realizó el Emelec al fútbol de Arabia Saudita.

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La respuesta de Quintana es invariable: atribuye las quejas al control disciplinario sobre los deportistas y en el caso de Tenorio, presentó una firma del jugador y amenazó con enjuiciarlo penalmente. Ahí terminó la polémica.

Quintana explica que su actitud, “que no es prepotencia, sino defensa ante los ataques”, consigue resultados. Y en el deporte, son muy buenos.

Como basquetbolista -porque, paradójicamente, nunca jugó fútbol- fue varias veces campeón del Guayas y seleccionado nacional, hasta convertirse en el primer ecuatoriano en ser enrolado en un equipo europeo, Estudiantes de España, en 1963.

Como dirigente fue campeón de fútbol con Emelec tres veces y lo clasificó a la Copa Libertadores nueve años. También estuvo al frente del equipo Nueve de Octubre, al que lo clasificó a la Libertadores en 1983 y 1984.

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En la política es relativamente nuevo. Aunque está afiliado al PRE veinte años, recién en 1994 fue postulado a concejal de Guayaquil. Ganó y estuvo en el municipio en medio de una absoluta mayoría socialcristiana. Nunca se opuso a los planes del alcalde León Febres-Cordero, a quien conoció años atrás, cuando el líder socialcristiano era gerente de la Industrial Molinera, de propiedad de Luis Noboa Naranjo, suegro de Quintana.

En 1996 fue designado presidente del Consejo Nacional de Modernización, por el presidente Bucaram. No pudo hacer mucho en esta función, y en 1998 fue el gestor del apoyo del PRE a la candidatura presidencial de su cuñado, Álvaro Noboa.
Ese apoyo lo repitió en el 2002, pese a que el partido de Bucaram se pronunció por Lucio Gutiérrez. Ese mismo año fue electo diputado.

Omar Quintana continuó con su empresa más conocida, la agencia de viajes Wanderjahr y negocios inmobiliarios. Pero su negociación más importante fue la venta al Peruggia de Italia del goleador Jaime Iván Kaviedes, por quien se pagó dos millones y medio de dólares. La agencia de viajes Wanderjahr aprovechó la ocasión y hasta realizó toures especiales hasta Peruggia para ver en acción al futbolista.

En su declaración de bienes asegura no poseer casa propia, pero sí algunos terrenos y, por supuesto, una suite en el estadio Capwell. También declara una deuda vencida por 707.670 dólares con el Filanbanco, valor que supera todo su patrimonio de bienes muebles, joyas, obras de arte, que calcula en 500 mil dólares.

El político Quintana se prepara actualmente para enfrentar a quienes rechazan su candidatura. Él cree que la merece, pues considera que por su liderazgo dentro del bloque del PRE, consiguió armar la nueva mayoría. “No soy ostentoso de nada y le doy la mano a todas las personas”, dice. Lo que se comenta de él, lo tiene sin cuidado. “Solo uso mi personalidad para no dejarme aplastar de nadie”.