El Departamento de Justicia amplió su definición de los actos de tortura cometidos contra prisioneros durante interrogatorios, en un repudio a documentos gubernamentales previos que respaldaban esa táctica.

 El subsecretario de Justicia interino, Daniel Levin, afirmó que “la tortura es abominable tanto bajo las leyes y valores estadounidenses como de las normas internacionales”.

Indicó que se entiende por tortura no solo actos de extremo dolor sino los que incluyan sufrimiento físico o angustia prolongada.

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 El texto rechazó la postura anterior del Gobierno, que limitaba la definición de la tortura a casos que involucrasen “insuficiencia de los órganos, impedimento del funcionamiento normal del organismo o la muerte”.