Delincuentes pusieron en práctica insólitos sistemas de robo y aprovecharon la escasa vigilancia.

Un total de 13.325 robos  fueron denunciados  del 1 de  enero al 12 de diciembre del 2004 en la provincia del Guayas, según reportes de la Policía Judicial (PJ-G).

Hasta noviembre de ese año, 8.612 delitos se produjeron en Guayaquil, indicaron cifras del Comando de Policía del Guayas.

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En la Brigada de Delitos contra la Propiedad de la PJ-G se denunciaron 10.197 atracos. De ese total, 4.684 son a personas; 2.599 en locales comerciales, oficinas y empresas; 2.530 en domicilios; 334 en transportes públicos (294 urbanos y 40 interprovinciales); 46 de ganado y 4 a bancos y cooperativas de ahorro.

Mientras, en la Brigada de Vehículos se reportaron 3.128 robos; 1.810 corresponden a carros, 666 de accesorios, 650 de motos y 2 de bicicletas.

Para cometer los delitos los delincuentes aprovecharon la escasa vigilancia policial, aunque las quejas constantes de la ciudadanía y de propietarios de negocios lograron finalmente que las autoridades municipales y policiales proporcionaran mayor patrullaje en  la ciudad, durante el último semestre del año.

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La audacia de los hampones quedó en evidencia con los insólitos sistemas de robo que pusieron en práctica para llevar a cabo sus propósitos.

Sistemas
Entre septiembre y octubre del 2004 se reportó una nueva modalidad de delito en Guayaquil cuando se denunciaron tres casos de secuestro momentáneo de familiares de tres empleados de los bancos Guayaquil, Bolivariano y MM Jaramillo Arteaga.

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El coronel Luis Cadena, jefe del Comando Guayas, dijo que los plagios se realizaron para forzar la entrega de dinero de esas entidades, a cambio de la liberación de los rehenes.

Pero solo en el primer caso hubo pago de rescate porque en los dos últimos la Unidad Antisecuestro y Extorsión (Unase) de la Policía consiguió la liberación de las víctimas.

En el robo de vehículos durante el 2004 tomó fuerza el asalto tipo   express que incluye la retención momentánea del conductor.

En noviembre pasado una de las víctimas  fue Gorki Moncayo, quien junto a su novia fue interceptado por cinco sujetos cuando se movilizaba en su auto Volkswagen Jetta por la Av. Quito y Maracaibo. Los hampones los liberaron después de una hora en el segundo puente de la vía Perimetral.

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Moncayo halló su carro  dos días después en el sector Cristo del Consuelo.

Por otra parte, en los robos a personas y a domicilios los ladrones  utilizaron una sustancia denominada  escopolamina (burundanga) que hace perder a la víctima el control de sus acciones, según  denuncias presentadas.

Gasolineras
En lo que se refiere a atracos en locales comerciales, las gasolineras resultaron las más afectadas. Al menos 17  fueron asaltadas en el 2004 y sufrieron perjuicios por más de 50 mil dólares.

Por la ola de asaltos a las estaciones de servicios la Asociación  Sociedad de Distribuidores de Derivados del Petróleo en Guayas estuvo a punto de paralizar el servicio nocturno, expresó su presidente, Leonardo Alvarado. Sin embargo, la medida no se tomó porque el gremio consiguió que la Policía le proporcionara vigilancia permanente.

Entre las gasolineras, el atraco más singular fue el cometido el 3 de mayo en la Repsol, ubicada en la avenida Juan Tanca Marengo y Agustín Freire (al norte), por  unos quince sujetos armados  que llegaron en un bus de la línea 32 (cooperativa Tarqui) y luego de pedir que les vendieran  combustible se apoderaron de  22 mil dólares.

Ocho días antes la misma estación de servicio fue asaltada por  dos sujetos que llegaron a pie, encerraron a los despachadores en el baño y se apropiaron de sus uniformes para vender combustible, presuntamente con la complicidad del guardia.

Un atraco similar ocurrió el 22 de marzo en la gasolinera Repsol, de la Av. Domingo Comín, en donde los hampones disfrazados de despachadores vendieron combustible mientras otros taladraban la caja fuerte para apoderarse de 15.000 dólares, entre dinero efectivo y licores del minimercado.

Banco y otros locales
Otra forma de asalto inusual  fue el perpetrado el 21 de abril al  Banco del Pichincha, ubicado en Chile y Cañar (sur de la ciudad), donde  los hampones utilizaron un combo para romper los vidrios de tres ventanillas y llevarse un monto de dinero  no establecido.

El 6 de mayo sujetos no identificados robaron 130.000 dólares de la joyería Rommy, ubicada en  Clemente Ballén y García Avilés (centro de la ciudad).

Para poder ingresar, los delincuentes hicieron un hueco de más de 50 centímetros en las paredes de la joyería y el edificio vecino, que está en demolición  hace dos meses.

El 20 de septiembre pasado, ocho antisociales asaltaron la pagaduría de la Academia Naval Almirante Illingworth (ANAI), situada en el kilómetro 7,5 de la vía a Daule (norte de la urbe), y se llevaron unos 30.000 dólares.

Según el administrador del plantel, Fernando Páez, seis sujetos ingresaron a las instalaciones haciéndose pasar como padres de familia que iban a pagar la pensión, mientras otros dos cómplices los esperaban en dos camionetas con el motor encendido afuera del colegio.

“Los individuos hicieron fila hasta que llegaron las chicas que trabajan en la colecturía, cuando les tocó el turno a ellos en la ventanilla, uno sacó un arma, amenazaron al personal y entraron a la oficina”, sostuvo el encargado.