Según veterinarios, el sistema nervioso se altera en perros  y gatos debido al estruendo de los años viejos.

La quema de años viejos y la explosión de petardos para despedir el año que termina puede resultar agradable para los adultos, pero traumático para los animales. Las mascotas, en especial los perros y gatos, se ‘estresan’ con el ruido que producen estos artefactos y cambian su comportamiento habitual por actitudes temerosas y, en algunos casos, agresivas.

“Su sistema nervioso se altera y pueden permanecer asustados, incluso un mes después”. La veterinaria Sandra Villao explica que el problema pasa por temperamento nervioso de ciertas razas, en especial las pequeñas, como el french poodle y el cocker, que sienten temor al estruendo de las camaretas y petardos.

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Su colega Heraldo Barzola, de la veterinaria Israel, coincide con ella. Agrega que al temperamento de algunos se suma la sensibilidad auditiva de todos los canes para detectar ruidos imperceptibles para el hombre. “Su sentido del oído es muy desarrollado y al escuchar la bulla de los petardos se ponen intranquilos”.

El ruido también afecta a perros grandes, dice Barzola, como doberman y rottweiler; y a los boxer y pit bull, porque son más alérgicos a la pólvora y la perciben en el ambiente, señala Villao.

Rocki, un pastor alemán, de 9 años, encuentra cada año un escondite seguro debajo de la cama de su amo, Fernando Martínez, de 22 años.

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Con el primer petardo que explosiona cerca de su barrio, en la ciudadela Los Almendros, sus patas, y luego todo su cuerpo, empiezan a temblar. “Se esconde y no hay quién lo haga bajar, ni siquiera con comida. Cuando pasa todo, igual se queda inquieto”, cuenta.

Martínez opta por darle la mitad de una pastilla para los nervios antes de que se inicie la quema de los monigotes y mantenerlo en el patio, donde se escucha con menor intensidad el estruendo de la calle.
 
La doctora Villao indica que lo más recomendable es aislar a los animales en esta fecha. Dejarlos encerrados en el patio o en un cuarto y bajo el efecto de un medicamento tranquilizante. Este puede ser inyectable o en pastilla, pero debe darse bajo la asesoría de un profesional.

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Barzola agrega que el medicamento puede ser administrado un día u horas antes de la quema y que con ello la mascota se mantiene tranquila.

Pero el ruido de los petardos no es lo único que afecta a los animales este día. Villao dice que cada 1  de enero su clínica veterinaria, ubicada en La Pradera 1, es una sala de urgencias, ante las  infecciones gastrointestinales en los perros.

“Vienen con vómito, diarreas y hay que ponerles sueros porque les dan a comer la cena de Fin de Año y provocan una gastroenteritis”.

Lo que ocurre –explica– es que su hígado no está preparado para recibir ese tipo de comida, que es muy condimentada para su organismo.

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Desde Navidad los pacientes aumentaron en la consulta. De 20 diarios pasaron a 25.

El miércoles cinco canes estaban internados por infección y otros cinco acudieron con sus amos a chequeo para recibir los tranquilizantes.

QUÉ HACER

Medicamentos
El veterinario Heraldo Barzola recomienda el uso de tranquilizantes, como maleato de acepromazina y fenobarbital, para lograr que los animales no estén nerviosos ni agitados con el ruido de los petardos. 

Dosis
Ambos medicamentos deben ser dosificados de acuerdo con el peso y la edad del animal, por ello es recomendable consultar al especialista antes de administrarlos.