La destrucción de viviendas en la parroquia Pishilata, la carencia de servicios básicos y la falta de vías de acceso a ese lugar son argumentos que las autoridades de Tungurahua utilizan para solicitar que el sector sea declarado en emergencia, después de la tormenta que ocurrió el pasado viernes.
El gobernador de Tungurahua, Juan Carlos López, dijo que presentaron el informe en el que detallan los daños de viviendas, terrenos cultivables, la salud de los habitantes y la destrucción de la única vía de ingreso a ese asentamiento poblacional, compuesto por 55 casas, la mayoría de las cuales quedó afectada.
Aún no se establece el monto exacto que se requiere para reparar los daños, pero hay estimativos que bordean el millón de dólares.
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López indicó que hoy, a las 16h00, tiene audiencia en Quito con el presidente de la República, coronel Lucio Gutiérrez, donde aprovechará para solicitar los recursos que se requieren para enfrentar los daños ocasionados.
Mientras tanto, entidades como el Instituto Nacional del Niño y la Familia y el Ministerio de Bienestar Social entregan alimentos básicos para los habitantes perjudicados.