El  lunes en la noche siendo las 21h30 tratando de buscar un parqueo en Urdesa fui testigo y otras personas de un salvaje, cruel e innecesario ataque a golpes de puño que le propinaba un individuo al “cuidador de carros” allí estacionados.

Es indescriptible la saña con que este hombre le daba trompones hasta verlo sangrar por la nariz y boca a un viejo guardián de carros que desempeña esa labor en el mismo sitio por muchos años. Lo que más impresionaba era que este guardián de aproximadamente 80 años o algo menos no atinaba por su edad y no pudo hacer nada para defenderse.

El hombre alegaba que le habían roto un espejo de su vehículo Hyunday color claro. Ojalá no se sucedan más estas escenas de horror y perversidad.

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Biolog. Luis Arteaga Nowak
Guayaquil