Una fuerte explosión en una casa que destruyó a otras a su alrededor mató durante la noche del martes a 28 personas en Bagdad, al parecer cuando una unidad de la policía cayó en una trampa de los insurgentes, informaron las autoridades iraquíes este miércoles.
 
Entre los muertos se encuentran seis policías, mientras que otros cuatro están desaparecidos, declaró un portavoz del ministerio del Interior. Otras 21 personas más resultaron heridas por la explosión, que tuvo lugar en el distrito de Ghazaliya, en el oeste de la capital de Iraq.
 
La mayoría eran residentes de la zona. La policía acudió para responder a la llamada de un vecino que afirmó que había un tiroteo en una casa, y el portavoz explicó: "Cuando la policía llegó y entró, la casa voló por los aires".
 
"Parece que era una trampa", dijo. "La casa se convirtió en una bomba". Tres casas fueron completamente destruidas y familias enteras resultaron afectadas, dijeron los vecinos, que creen que combatientes extranjeros podrían haber vivido ahí.
 
Un portavoz militar iraquí dijo que no tenía información.
 
Siete semanas después de la ofensiva del ejército estadounidense sobre el bastión rebelde de Faluja, comienzan a verse señales de que la insurgencia ha recuperado fuerza.
 
La cantidad de explosivos utilizada en Bagdad es un recordatorio de los grandes suministros del antiguo ejército de Saddam Hussein que tienen a su disposición los rebeldes.
 
Las fuerzas iraquíes y estadounidenses han hecho anuncios de éxitos en la lucha contra los insurgentes en las últimas semanas, pero se siguen produciendo de manera regular ataques con morteros, proyectiles y bombas que dejan claro que incluso en la capital hay un número notable de rebeldes.
 
El martes, unas dos docenas de policías y personal de las fuerzas de seguridad iraquíes murieron en otros ataques de los insurgentes, que siguen con su campaña para boicotear las elecciones de enero patrocinadas por Estados Unidos.
 
El ataque, ocurrido en la localidad natal de Hussein, Tikrit, a 175 kilómetros al norte de la capital, fue un dramático acto de fuerza ocurrido un día después de que Usama ben Laden apoyara públicamente al jordano Abu Musab Al Zarqawi como el líder de Al Qaida en Iraq.   
 
Zarqawi y Ben Laden
 
Zarqawi se responsabilizó de un atentado suicida el lunes contra la sede del principal partido chiíta y su dirigente, Abdul Aziz al-Hakim, quien consiguió sobrevivir.
 
Hakim ya había culpado anteriormente de la violencia a la alianza de islamistas violentos y de baathistas -el partido único de Hussein-, pero asegura que la minoría sunita es inocente y que no se vengará.
 
La mayoría chiíta ve las elecciones como una oportunidad muy esperada de conseguir finalmente el poder, tras décadas de dominación sunita bajo Hussein, mientras que el principal partido de esta minoría ha anunciado que no se presentará a los comicios.
 
Por lo tanto, aumentan las posibilidades de que la representación chiíta sea excesiva y los sunítas no se sientan representados, lo que afectaría a los planes de Washington de establecer un gobierno que los iraquíes consideren legítimo y entregarle todo el poder.