Las olas gigantes o tsunamis, que mataron a más de 50.000 personas el domingo en el sudeste de Asia, fueron detectadas por especialistas estadounidenses en Hawai, quienes afirmaron que no tuvieron forma de advertir a los países afectados sobre el peligro.

No hay aparatos de detección de tsunamis en Indonesia, pues las autoridades los desestimaron por su alto costo (250 mil dólares).

Varios gobiernos dijeron que ignoraban la naturaleza de la amenaza pues no hay un sistema internacional de advertencia de maremotos en el Índico, donde estos fenómenos se dan cada cien años.

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Un sistema de alerta pudo haber salvado incontables vidas al darles a los pobladores de zonas costeras tiempo suficiente para refugiarse en terreno alto, especialmente en Sri Lanka e India, los más afectados aunque están a cientos de kilómetros del sismo.

En Tailandia se emitió una alerta, pero las transmisiones a centros turísticos desestimaron la amenaza y un sitio de internet publicó una alerta tres horas después.

Japón, que tiene el sistema de detección de maremotos más sofisticado del mundo, dijo que instalará en marzo un centro de alerta regional.