El desastre no respetó a nadie: turistas occidentales murieron mientras se soleaban en las playas, aldeanos pobres se ahogaron cuando sus hogares quedaron bajo las turbulentas aguas del mar, y pescadores perdieron la vida en sus frágiles botes.

Incluso el nieto de 21 años del rey Bumibol Adulyadej de Tailandia perdió la vida cuando montaba una moto acuática.

El grupo hotelero francés Accor dijo que no tenía noticias sobre la suerte de 500 turistas y el personal del hotel Sofitel en la playa Khao Lak, en el sur de Tailandia.

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Socorristas indonesios rescataban cientos de cadáveres de las copas de los árboles, de los ríos y de entre los escombros en la provincia de Aceh.

“No podía creer lo que estaba viendo”, dijo a Reuters Boree Carlsson, hospedado en un hotel a 500 metros de la playa de Patong en Tailandia.

“Estaba aquí de pie cuando un coche pasó flotando hacia el lobby y se volcó debido a la fuerza de la corriente de agua”, agregó el sueco de 45 años.

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El turista francés Philippe Gilbert, que se encontraba en un hotel cerca de Tangalie, en el sur de Sri Lanka, dijo al canal privado LCI: “Perdí a mi nieta en todo esto. Una ola me arrastró (...) Tuve suerte de que había unos árboles y pude asirme a ellos”.

“Fue un desastre horrible. La gente se trepaba a los árboles, los niños  eran arrancados de los brazos de sus madres, y luego las madres a su vez eran  arrastradas por el agua”, contó Jack Allen, un británico de 60 años.

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“De repente las calles se vieron inundadas, el agua salía por todas partes,  la gente subía de la playa corriendo, gritando, dando alaridos”, explicó a su vez John  Hyde, un político australiano en vacaciones en la región.

“Intenté salvar gente, pero el agua iba muy rápido. Vi mucha gente, niños y  mujeres, arrastrados”, declaró Be Jirapugphathai, empleado de un hotel en la  playa Bang Tao.

Pocos después del paso de la gigantesca primera ola las playas y  calles estaban repletas de cadáveres y de gente que se estaba ahogando, dijo.

“Conté 24 cadáveres en una franja de apenas 6 kilómetros”, indicó Gemunu Amarasinghe, un fotógrafo de AP quien acudió a una de las zonas afectadas, al sur de Colombo.

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Amarasinghe señaló que algunas de las víctimas fueron tragadas por el mar cuando corrían para apoderarse de peces, tras el retiro de las primeras olas, pero fueron embestidos por las olas siguientes.