La mirada de Pedro Montero Lecaro es una mezcla de esperanza y tristeza. Sufre. Dice que el peor sentimiento es la impotencia.

“Mi hermano, Mario, puede estar vivo, agonizante en algún lugar y no podemos hacer nada para ayudarlo porque no hay ninguna pista, pese a que hemos hecho todo. Esta es una pesadilla”, dice.

Pedro, hermano mayor del pintor desaparecido hace un mes, está a cargo de la logística y participa personalmente en los rastreos. Hasta se ha quedado a dormir en algunas ocasiones en la montaña. Llegó a Puerto Ayora el martes 30 de noviembre, apenas conoció el caso, y afirma que seguirá hasta lograr resultados.

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Su padre, del mismo nombre, también dirige la búsqueda.
Decenas de veces rogó por las radios locales para que alguna persona informe de alguna pista.

Rocío Lecaro, madre del pintor, prefiere estar sola. En estos días permanece alojada en un hotel de Puerto Ayora.
“Vino, no solo para seguir de cerca la búsqueda sino porque no deseaba recibir visitas. Esta muy mal”, afirma Pedro.

Mario, nacido el 3 de mayo de 1974, siempre estaba pendiente de ella, se comunicaba desde cualquier lugar del mundo. Era soltero y su madre era la persona de confianza.

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“Es un hombre de muy buenos sentimientos. Por eso sus amigos hicieron suya la causa, organizan conciertos, colectas y apoyan con dinero para su rastreo”, destaca Pedro.

El pintor desaparecido se graduó en mercadeo y trabajó en varias agencias de publicidad, entre ellas Norlop y De Maruri. Pero llegó el día, hace tres años, en que se dedicó a su pasión, la pintura, y a viajar por el mundo. Sus estadías las canjeaba por cuadros o por diseños publicitarios.

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Expuso en Ecuador. Hizo una gira por Europa y exhibió sus trabajos en Madrid, España. Hace un año estuvo en Galápagos y pintó sus paisajes.

Antes de su desaparición, realizaba cuadros de flores, aves y paisajes. Se presume que salió en busca de un escenario ideal para tomarlo como modelo. No regresó. Su familia y amigos no pierden la esperanza. “buscaremos hasta encontrarlo, aunque sea sus restos en el peor de los casos”, refiere Pedro Montero.