Un presidente fortalecido, que busca su reelección a partir de una política de mano dura en un país marcado por la violencia, y una guerrilla en repliegue, obligada a recuperar posiciones, puede augurar un año agitado para Colombia en el 2005.

Álvaro Uribe obtuvo un gran triunfo en diciembre al conseguir que el Congreso aprobara una ley que le permite aspirar a un segundo mandato, lo que este abogado de 52 años considera indispensable para cumplir la misión que se ha fijado: liberar al país de los rebeldes izquierdistas.

El senador Carlos Gaviria fue el primero en lanzarse al ruedo para encarar la potencial candidatura del actual mandatario en los comicios del 2006. Gaviria es abanderado de Alternativa Democrática, una opción minoritaria de izquierda en un país que gira a la derecha.

Publicidad

Horacio Serpa, el incansable aspirante liberal, pronosticó que se va abusar del poder con fines electorales y el senador Antonio Navarro sostuvo que ve a Uribe derrotable.

El próximo año será de campaña, campaña y campaña. Y se determinará si Uribe tiene chance de ser reelegido o si va a haber más bien un relevo para el 2006, dijo Navarro, que figura entre los precandidatos de la oposición.

Desde que Uribe llegó al poder hace 28 meses, el aumento del tamaño y la presencia de la fuerza pública ha permitido reducir los homicidios, secuestros y atentados. Hoy incluso los citadinos pueden gozar de sus fincas, gracias a que las carreteras volvieron a ser transitables.

Publicidad

Para el gobierno, estas mejoras son fruto de la intensa persecución que tiene a los rebeldes huyendo hacia lo profundo de las selvas y de la pactada desmovilización de los paramilitares, que alcanzó a los 3.000 este año.

El Plan Patriota implicó en el 2004 el despliegue de al menos 18.000 soldados en bastiones de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en el sur del país, en una inédita ofensiva de largo aliento que cuenta con apoyo de Estados Unidos.

Publicidad

Para Román Ortiz, de la Universidad de los Andes, experto en el conflicto, las FARC necesariamente van a intentar intensificar sus operaciones a partir del segundo semestre del 2005.

A la guerrilla se le está acabando el tiempo, por el desgaste sufrido a manos de las fuerzas militares. Si quiere influir en las elecciones del 2006, necesariamente tiene que minar el prestigio del gobierno a lo largo del próximo año con acciones, explicó.

En el plano económico, bancos de inversión extranjeros, centros de estudios y corredores de bolsa coinciden en señalar que en el 2005 se dará un crecimiento del 4% del PIB, similar al que se cree habrá al final de este año.

Pero el reputado analista económico Javier Fernández no es tan optimista y cree que el año que viene se ve peor por varias razones: subirán las tasas de interés a nivel internacional; caerán los precios de las exportaciones y estas perderán competitividad por la revaluación del peso; Venezuela no importará tanto en el 2005; la construcción tenderá a frenarse por saturación, y el gobierno se verá obligado a recortar el gasto público.

Publicidad

Aun si el crecimiento es del 4%, no será suficiente para un despegue. Uno de cada seis colombianos vive en la pobreza y el desempleo parece estancado en un 12,5%, lo que equivale a unos 2’600.000 cesantes.

En el flanco social radica la mayor debilidad del gobierno y probablemente la principal razón por la que la intención de voto para Uribe –que no es igual a la popularidad– pasó de 54% en julio a 48,6% en noviembre. Sin embargo, en el gobierno aseguran que no habrá cambios con fines electoralistas. Con o sin reelección estaríamos haciendo lo mismo, aseguró el asesor presidencial, Jaime Bermúdez.